Bienvenidos a Conociendo tu alma!

BIENVENIDOS A CONOCIENDO TU ALMA!!!

Infinitas gracias por estar aquí!. Sin cada uno de Uds. no sería posible seguir adelante. Este blog, lo he creado para brindarnos la oportunidad de descubrir en conjunto porque estamos aquí, cual es el motivo por el cual Dios nos envió a este mundo, por eso el nombre del blog: CONOCIENDO TU ALMA!!!

Si quieres formar parte de "Conociendo tu alma" solo envíame un correo a conociendotualma@gmail.com y te incluyo en la lista de distribución...

Mil bendiciones para tí!

sábado, 15 de octubre de 2016

El Buen Morir: Aprendiendo a soltar…

Por: Virginia Gawel
www.centrotranspersonal.com.ar
(Publicado en la revista Sophia OnLine en agosto de 2013.)


Fuente: http://virginiagawel.blogspot.com.es/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/el-buen-morir-aprendiendo-a-soltar/

   Antes los pacientes no morían; los médicos, abogados y psicólogos tampoco: cuando me gradué como psicóloga, en 1984, terminé mi carrera sin haber escuchado jamás cómo se acompaña a alguien a morir, cómo se transita el proceso de duelo, cómo prepararse uno mismo para irse de aquí; los médicos se capacitaban para mantener al paciente “con vida” el mayor tiempo posible, pero la idea de compasión y acompañamiento humano no existía; los abogados ni se habían planteado el simple derecho a morir con dignidad y a recibir cuidados especiales en ese final de la vida amparados por cobertura médica hasta el último instante; tampoco la posibilidad de dejar asentada, con valor legal, una voluntad anticipada que permitiese que, en caso de que uno llegase a una situación de final de la vida en la que hubiese que tomar decisiones, no fuesen los familiares ni los médicos quienes se hicieran cargo del debate, sino nuestra propia expresión previa en estado de plena lucidez, constando por escrito…

DUELO susan-boulet-isis-and-osiris_1024x768_13575
   Sí: ya sé que es muy posible que estés pensando que esto todavía sigue siendo así. Sin embargo, quizás acompañe a tu corazón el saber que empieza a suceder algo diferente. Hace ya tiempo. De hecho, el sábado tuve el honor de ser parte de los expositores de la Primera Jornada sobre Compasión y Cuidado en el Final de la Vida, organizada por la querida Fundación Paliar en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). Sí, en una Universidad. Con 170 personas que asistieron con el más sentido interés desde distintos puntos del país y del mundo. Se habló de psicología, de legislación, de medicina, de espiritualidad. Y ya se está implementando. Ya hay centros de cuidados paliativos en algunos hospitales, fundaciones como Paliar, hospices. Pero hay una larga lucha por delante. En el ámbito de la formación de profesionales, en el de la generación de leyes, y en la difusión de este tema.

   Fue conmovedor el testimonio de Edith Godon, paciente de Paliar, que transita por una enfermedad incurable. Subió al escenario, y tras el estrado se expresó desde el núcleo mismo de la vivencia, cuestionando inclusive con contundencia en algunos puntos a médicos y abogados que aún estaban en el panel. Y algo esencial a lo que se refirió es a la importancia vital que tiene el derecho del paciente a saber la verdad sobre su estado de salud para prepararse en el proceso de partir. En el caso de ella, toda su familia, a lo largo de estos años, ha transitado ese proceso de Edith. Allí estaban presentes también sus hijas, de 10 y 12 años, que no sólo saben muy bien lo que le pasa a la mamá, sino que están orgullosas de que ella esté luchando hasta que sus fuerzas duren para que los profesionales sepan de la importancia de acompañar al paciente en un Buen Morir, y para que cada uno (como lo hizo ella) luche para que su cobertura médica se haga cargo de esa asistencia, porque se está en pleno derecho de recibirla, tanto el paciente como su familia.

   Edith habló de la importancia de vivir el ahora, y apreciarlo plenamente (lo cual hace toda su familia como una práctica cotidiana). “No sabemos cuándo será el momento, pero no sólo yo, sino ninguno de nosotros; de modo que necesitamos vivir cada instante como único.” Desde una enfermedad que no tiene cura, una mujer está diciendo (y no desde los libros!) lo mismo que cualquier verdadero maestro espiritual. Mas, en su caso, su maestra es la enfermedad (pero sobre todo su propia actitud ante ella).

   Acompañar a morir puede ser un proceso que amplíe nuestra conciencia hacia zonas sutiles que nos resulten desconocidas. Es posible que en algún momento pase a un segundo plano en nuestro interior el drama de la pérdida, e ingresemos a una serenidad en la cual sintamos que, aunque el dolor esté, a su vez haya como un Orden. Hay quienes describen el morir o el acompañar a morir, inclusive, como momentos en los que acontece la percepción de una extraña Belleza. Quizás porque se esté sin ego, sin cáscara, y pueda haber una conexión de esencia a esencia. Esa esencia que es una porción del Todo. Y que no nació. Por eso en el Zen le llaman “lo Nonato”. Lo que nació… es el cuerpo! Y lo que muere también. Lo Nonato no puede morir.

51f6a44130d9e   Hay muchas personas que cruzan el umbral plenas de un sentir profundo y amoroso; inclusive algunas tradiciones espirituales instan como parte de sus prácticas a prepararse para el momento de la partida: entre los hindúes se elige uno de los tantos nombres de Dios para que sea la última palabra que se pronuncie al partir (como lo hizo Gandhi); en el Zen muchos maestros saben íntimamente en qué momento han de morir, y tienen junto a sí papel, pincel y tinta para que su último acto en esta vida sea lo que se conoce como “poema de muerte” (que suelen tener una enorme hondura y lucidez); en muchos pueblos amerindios desde la adolescencia la persona empezaba a recitar una “canción mortuoria” (recibida en sueños, o desde un abuelo, o mediante un ritual) para que le acompañara en los momentos difíciles … y esa canción iba consigo para no perder el contacto con su interioridad al momento de dejar el cuerpo, repitiéndola en su partida.

   Morir es algo nuestro. La medicina lo volvió un momento impersonal. La psicología durante años lo obvió. Hoy, comienza a hablarse de ello, y a subrayarse su cualidad íntima, plena de derechos, espiritual, indispensable de ser tenida en cuenta. Educarnos para morir es educarnos para apreciar la vida. Como Edith y su familia. O como un maestro Zen (o de cualquier otra tradición).

------------------
Espero les resulte de interés, Blanca 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es valiosísima!!! Pero recuerda, las consultas personales no se responden por este medio.