Bienvenidos a Conociendo tu alma!

BIENVENIDOS A CONOCIENDO TU ALMA!!!

Infinitas gracias por estar aquí!. Sin cada uno de Uds. no sería posible seguir adelante. Este blog, lo he creado para brindarnos la oportunidad de descubrir en conjunto porque estamos aquí, cual es el motivo por el cual Dios nos envió a este mundo, por eso el nombre del blog: CONOCIENDO TU ALMA!!!

Si quieres formar parte de "Conociendo tu alma" solo envíame un correo a conociendotualma@gmail.com y te incluyo en la lista de distribución...

Mil bendiciones para tí!

miércoles, 1 de junio de 2016

El don de la sensibilidad

Por: Silvia Herrera


Lacitos aparte, el pasado 12 de mayo se celebró el Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de Fatiga Crónica. Ambos se han convertido en un filón para experimentar con cobayas humanas y, sobre todo, para que un montón de gente se haga rica con el lanzamiento de todo tipo de fármacos y terapias que prometen ser la panacea para quienes hemos sido “agraciados” con padecer esta incalificable y extraña enfermedad.

No voy a aburrir al personal con un panegírico sobre la fibromialgia, ni a contar mi vida en tres tomos; si algo sobran hoy en día son sitios donde informarse. O desinformarse –según se mire–. Tampoco voy a desperdiciar la oportunidad de expresar mi opinión al respecto como afectada.

Lo que lleva a pensar en el suicidio cuando tienes fibromialgia y SDFC no es el dolor, ni los síntomas, ni tampoco tener que estar justificándote constantemente porque tu aspecto te delata y nadie puede llegar a imaginar lo que ocurre bajo la corteza de tu piel. Lo que te hace sobrar en el mundo cuando la padeces es la incomprensión social. La mayoría de la sociedad etiqueta erróneamente a todos los portadores de FM con el mismo rasero.

Si un simple resfriado, un dolor de cabeza o un orgasmo tienen diferentes grados en quienes lo padecen (o lo gozan), la fibromialgia y el SDFC tampoco afectan por igual a todo el mundo, por mucho que el listillo de turno se empeñe. Además, está el hecho de que son enfermedades desconocidas socialmente, por lo que son menospreciadas, e incluso negadas por el entorno próximo, familiar, laboral y médico. Todo ello no hace sino desubicar, todavía más, a una persona que de por sí está totalmente desconcertada tratando de encontrar una explicación a lo que le ocurre.

He estado leyendo algunos artículos y estudios sobre los últimos “avances” que se han producido en los últimos años sobre este complejo y lucrativo negocio y no me han decepcionado. Todo un repertorio de novedosas teorías que tratan de innovar hipótesis ya manidas. Ahora se achaca el origen de la FM a la cervical, la cabeza, terminaciones nerviosas de manos y pies, en las alteraciones del flujo sanguíneo, los genes, o en el cerebro. Algunos la describen como una anomalía genética, e incluso, hablan de grados de bipolaridad en las pacientes. Lo cierto es que cuanto más disperso sea su origen, mayor cantidad de dinero generará.

Para mi sorpresa, también he encontrado algunos estudios novedosos excelentemente documentados. En uno de ellos  se declara que el grupo FM estudiado tenía considerablemente más sensibilidad a estímulos sensoriales táctiles, auditivos y olfativos en comparación con grupos de control que no mostraron tales hipersensibilidades.

Otro estudio, en la misma línea, llega a la conclusión de  que las mujeres con FM reportaron un aumento en la sensibilidad a los estímulos en el ambiente y podrían experimentar más estrés relacionado con las condiciones sensoriales en la vida diaria.

El tercer estudio que atrapa mi atención argumenta que la sensibilidad sensorial a estímulos presentes en la vida cotidiana, que no parecen molestar a otras personas, sí lo hacen en FM, quedando demostrado que poseen una alta sensibilidad para determinadas situaciones aparentemente normales en el resto de la población. Parece que, dejando a un lado la ciencia, por fin se está prestando atención a algo que eran tan evidente que dejó de serlo: la sensibilidad en las pacientes FM.

Personalmente, toda la vida me tacharon de sensible, llorona, rara, delicada o aguafiestas. También de “excesiva”. Toda la vida pensé que había nacido con un defecto de fábrica que debía ocultar y que me condenaba a una vida de segunda clase. Hace un par de semanas descubrí que hay una tipología de personas llamadas PAS (Personas Altamente Sensibles). El libro El don de la sensibilidad que Elaine Aron escribió en la década de los 90 los retrata y descubre. Apenas he leído un tercio del ejemplar y creo que todo el mundo debería leerlo. Con el tiempo una va descubriendo que tener información que pueda arrojar luz a lo que te ocurre te aporta serenidad y confianza, básicamente, porque aquello de lo que no te percates te hará daño.

(…) Tener un sistema nervioso sensible es normal, es un rasgo básicamente neutro. Probablemente, usted lo haya heredado. Sucede en alrededor del 15 al 20% de la población. Significa que es usted consciente de cosas muy sutiles de su entorno, una gran ventaja en muchas situaciones. También significa que se ve abrumado más fácilmente cuando se ve sometido durante mucho tiempo a un entorno altamente estimulante, bombardeado con imágenes y sonidos hasta que se siente exhausto y con el sistema nervios alterado (…)

¿Cuál es el ideal en nuestra cultura? Las películas, los anuncios, el diseño de los espacios públicos, todo nos recuerda que tenemos que ser tan rudos como Terminator, tan estoicos como Clint Eastwood y tan extrovertidos como Goldie Hawn. Nos deberían estimular agradablemente las luces brillantes, el ruido, una pandilla de chicos alegres que pasa el rato en el bar… Si nos sentimos saturados y sensibles, siempre podemos tomarnos un calmante (…)

Son algunos extractos del libro, que dan pistas del desconcierto que ha acompañado a las PAS antes de percatarse de lo que les sucedía, si es que alguna vez llegaron a hacerlo.

La directora del programa de rehabilitación del dolor crónico en la Clínica de Cleveland, Judith Scheman, opina que los traumas del pasado pueden hacer que la gente sea más sensible al dolor y por lo tanto más susceptible a transtornos como la fibromialgia. Ella y su equipo impulsan a los pacientes con dolor a “explorar su pasado y sus traumas emocionales”, pero muchos rechazan hacerlo porque a menudo no comprenden por qué tienen que hacer un trabajo emocional.

Yo creo que para afrontar cualquier enfermedad es necesario llevar a cabo un trabajo personal que incluye un exhaustivo ejercicio de introspección. Las consecuencias pueden ser cambios abrumadores en tu vida personal pero, a menudo, esos cambios suponen reconducir dolencias e incluso el modo de ver o saborear la vida.

También creo que dado lo denostado que se cotiza el ser sensible, muchas personas no quieran ahondar en algo que les puede estigmatizar todavía más, por lo que deciden continuar sus vidas por los renglones torcidos que les dictan la sociedad o sus “seres queridos”, con el consiguiente perjuicio para su salud física y emocional.

Estaría bien hacer borrón y cuenta nueva y renovar el enfoque del concepto “sensibilidad” para dejar de apreciarlo como sinónimo de “debilidad”, y comenzar a valorar el ser sensible como algo que hace genuinos a quienes lo son. Existen Personas Altamente Sensibles que son escritores, filósofos, artistas, investigadores o terapeutas, que aportan o sugieren el pensar diferente en todas las extensiones posibles de una idea.

Por mi experiencia y por lo que he observado a lo largo de los años con pacientes FM en diversos ámbitos, creo que detrás de una paciente con FM se oculta una Persona Altamente Sensible, desbordada por el impacto que supuso en su ser no amoldarse al ideal de su cultura, y no encajar con los estereotipos que se nos ofrecen para ser imitados. En mi caso me afectó, no sólo por el modo como me trataban los demás, sino sobre todo por el modo en que llegué a tratarme a mí misma.

A veces conviene apartarse un poco de lo científico, de lo convencional. Lo maravilloso es que puedes apreciar con mayor claridad la relación directa de las experiencias emocionales con el cuerpo, y lo que supone el crecimiento personal en la manera de reconducir la enfermedad en las personas FM (o con cualquier otra dolencia). Descubrir como una de sus posibles causas es el ser Altamente Sensible y, también, ser conscientes de sus efectos. Pero, sobre todo, ser consciente de que ello, no sólo no mermará tu calidad como ser humano sino que te aportará sabiduría. Se trata de adquirir consciencia del don que supone ser una PAS (Persona Altamente Sensible) para llegar al estadio de vivir la vida en lugar de padecerla.

El libro de Elaine Aron explica y arroja luz a los que durante tanto tiempo anduvimos por la oscuridad sobre estimulados y activados sin ser conscientes de ello, y por ello, atacados por la enfermedad. Tengamos FM o no, no somos lloricas, cuentistas, excesivos, aguafiestas ni débiles, sólo Personas Altamente Sensibles; no nacimos defectuosas, sino con un Don: El Don de la Sensibilidad.

Puede interesar:

La medicina integrativa aborda los problemas del cuerpo, pero también de la mente y del espíritu, y lo hace de forma global. Este método está cambiando de forma importante los modos de tratamiento y ha contribuido a mejorar la calidad de vida, reducir sus complicaciones y crisis, los pacientes encuentran fases prolongadas sin síntomas, hay mejora en los parámetros bioquímicos e inflamatorios. El consumo de medicamentos potentes disminuye reduciendo sus efectos secundarios. 

Su práctica se está extendiendo como un movimiento médico internacional y tiene como algunos ejemplos el trabajo en los Estados Unidos del Consorcio Norteamericano de Facultades de Medicina con más de 44 facultades de medicina de alto prestigio (www.imconsortium.org), en Alemania (Congreso Europeo de Medicina Integrativa), o en el Reino Unido en los trabajos y actividades del Royal Hospital for Integrated Medicine, entre otros.
------------------------
Espero te sea de utilidad, Blanca

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es valiosísima!!! Pero recuerda, las consultas personales no se responden por este medio.