Por: Elines Olaverría
Visitar las extraordinarias calles de Manhattan, conocer la Estatua
de la Libertad, ver un musical en Broadway o más arriesgado aun,
recorrer el Vaticano y hacer un picnic al pie de la Torre Eiffel, son
sólo algunas de las actividades recreativas de las que son partícipes
aquellos que dan el paso de su vida y se arriesgan a estudiar en otro
país.
Varios jóvenes entrevistados contaron las experiencias vividas tras tener la oportunidad de estudiar en el exterior.
Algunos consideran que estudiar fuera del país les dará mayor
prestigio y les servirá de llave maestra para abrir muchas puertas;
otros, al contrario, son aventureros innatos y sienten un ávido deseo de
dejar su tierra y salir a conocer lo que hay más allá del océano.
Costear ellos mismos sus gastos de colegiatura y manutención es la
opción que eligen algunos estudiantes; este fue el caso de Arlenys
Pérez, quien viajó a Nueva York costeándose ella todo por cuenta propia.
Otros se esfuerzan por obtener las mejores calificaciones, con la
esperanza de conseguir una beca, como Elena Carta, una joven italiana
que, gracias a sus calificaciones, fue becada para estudiar aquí, en el
país.
La realidad del asunto es que aunque parezca una experiencia
aterradora con un toque agridulce e inesperado, ciertamente estudiar en
el extranjero resulta muy beneficioso, pues no solo se crece a nivel
profesional, sino que también, la formación humana, moral e integral son
puestas a prueba.
Beneficios del extranjero
Resulta fascinante tener la oportunidad de conocer otras tierras,
monumentos históricos y naturales que marcaron un hito en la sociedad
humana. Manuel del Rosario, que estudió en Madrid, explica: “Los límites
geográficos son casi nulos pues, si te encuentras en Italia, puedes
visitar cualquier otro país de la Unión Europea sin problema alguno”.
Por tal razón el primer beneficio es tener el placer de conocer el
mundo, o al menos una parte de él.
Casi tan importante como el primero, es la calidad de la educación.
Estos muchachos que han viajado han estado con otros maestros y
tuvieron la oportunidad de conocer ámbitos de sus carreras que quizás no
habrían tenido la posibilidad de estudiar. Además, han ingresado en
alguna de las universidades más prestigiosas del mundo, agregando valor
incalculable a su hoja de vida y adquiriendo conocimientos prácticos de
suma utilidad.
Otro beneficio de estudiar en el extranjero es mezclarse con personas de otra cultura.
Experiencias
Según Elena, a medida que los estudiantes foráneos comparten con los
locales, adquieren conocimientos de un nuevo idioma que pronto podría
servirles de mucho a la hora de emprender algún proyecto, o buscar
trabajo, una vez estén de regreso a su país natal.
En el caso de Arlenys, la experiencia en el extranjero le sirvió para
valerse por sí misma y saber cómo administrarse sola. “Salir de la
monotonía es algo necesario y nunca está de más aportar algo extra a tus
conocimientos. El país requiere de profesionales con una mente abierta y
estudiar en el extranjero te da esa virtud”, expresó.
Asimismo, vivir solo y lejos de la familia desarrolla en las personas
cierto sentido de independencia y crecimiento personal, ya que se ven
obligadas a subsistir por sus propios medios. Esta experiencia pone a
prueba las habilidades de las personas para adaptarse a nuevos entornos y
para absorber la mayor cantidad de conocimientos posibles. De ahí que,
cuando el estudiante regresa a casa, es una persona totalmente nueva.
Por último, estos chicos expresan que estudiar en el exterior es una
experiencia única que todos deberían vivir, pues es así como se expanden
sus horizontes, también incrementan sus amistades, sus conocimientos,
sus visiones y propósitos de vida.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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