Tomado de: http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2016/05/28/el-desagradecido-y-el-emprendimiento.html
En el mundo del emprendimiento, hay muchos paradigmas que damos por
sentado y que nos alejan de la realidad. Por ejemplo, hay una tendencia
generalizada a pensar que las ideas se mantienen en secreto para
protegerlas cuando está probado en la experiencia de miles de
emprendedores de éxito que las ideas que se comparten tienen muchísimas
más probabilidades de éxito.
Otro paradigma es que existe la idea brillante cuando la experiencia
nos demuestra una y otra vez que no es así. Que relamente existen las
ideas y que somos nosotros las que las hacemos brillantes.
El emprendedor de hoy en día cree en conceptos como la co-creación,
los objetivos compartidos, el asociacionismo y la cooperación. Entiende
que el Plan de Negocio no reduce la incertidumbre, que la suerte (el
azar) es parte del proceso pero que la buena suerte se busca, que
emprender en si mismo no es nada extraordinario y que esto va más de
ponerse en marcha, hacer camino, orientarse hacia un propósito que
merezca la pena y vivir el presente haciendo que el entorno mejore.
Uno de los indicadores más claros para identificar a este tipo de personas es que son bastante generosos
en el amplio sentido de la palabra. Sorprendentemente, no están muy
apegados al dinero aunque lo cuidan y lo gestionan con mimo. La
generosidad suele venir en la tendencia natural a compartir lo que
tienen: su idea, su energía, su tiempo, su proyecto, sus contactos, su
esfuerzo, su conocimiento e incluso su esencia. Te das cuenta cuando
conoces a este tipo de gente que están dispuestos a ayudar casi a cualquiera que se lo pida si mirar más allá que la satisfacción de hacerlo.
Es increíble el efecto que suelen provocar a su alrededor y
especialmente cuando los objetivos de las personas que les rodean están
alineados porque suele crearse un entorno en el que suceden cosas, se
crece casi sin advertirlo y de repente salen proyectos, iniciativas y
negocios que nadie se podía imaginar. Suele ser la consecuencia
de hacer las cosas bien con el único fin de crecer en el proceso. Y no
la consecuencia de hacer un buen negocio independientemente de si hay
crecimiento personal y profesional en el camino.
Este tipo de emprendedores, los de vocación, los que enriequecen
nuestro entorno, los que realmente generan valor al sistema, son
bastante escasos pero aportan un montón y suelen ser reconocidos porque
ayudan a mucha gente. El problema viene porque la generalidad del sistema no lo entiende bien.
No entiende que haya personas que hacen las cosas por pasión y por
propósito personal. No entienden que hay gente ayuda por ayudar sin
esperar nada a cambio, no entienden que el interes económico o de
reconocimiento es irrelevante para ese perfil de emprendedores. No
entienden que no están buscando nada más que cubrir su propio egoísmo
porque han entendido que no hay mayor rentabilidad al esfuerzo que dar. Y por eso, los incrédulos buscan segundas intenciones e interpretaciones que van más allá. Nunca lo van a entender. Y un grave error de este tipo de emprendedores es esperar que lo entiendan. Simplemente no va a ocurrir.
Por eso, hay un consejo que voy a dar para este tipo de
emprendedores, los que van a cambiar el mundo, los que ponen en pié un
proyecto por una razón que les transciende. Los que realmente tienen la
fuerza para llevar sus ideas al siguiente nivel, los que no se dejan
llevar por la carrera de ratas, los que saben decir que no a la
mediocridad: Cuando identifiques a las personas con las que
quieres rodearte, cuando estés buscando gente con la que compartir el
camino, pero sobre todo cuando decidas a quién vas a ayudar a crecer...
busca dos características: la humildad y la generosidad.
La humildad es clave para que pueda crecer, para que
absorba todo lo que pueda, para que esté atento, para que incorpore la
esencia, para que el aprendizaje realmente ocurra y para que de verdad
haya trasnferencia de conocimiento. Sin humildad, las posibilidades de
que el alumno supere al maestro son casi inexistentes.
Respecto a la generosidad, es clave para que la relacion se mantenga a largo plazo y trascienda.
Es como la relación padre-hijo. Si el padre no es lo suficientemente
generoso como para dar lo mejor de si, el hijo no podrá sacar todo su
potencial. El primero en aportar valor a la relación es el padre.
Sin
embargo, una vez el hijo esté en disposición de aportar su parte, como
no sea lo suficientemente generoso como para entender el valor que le
han aportado y asumir la responsabilidad de hacerlo crecer se quedará a
medio camino y, sobre todo, cortará la sucesión.
Rodeándose de personas humildes y generosas, nuestro legado tiene
muchísimas más posibilidades de extenderse y por tanto nuestro proyecto
crecer y alzanzar cotas que nosotros mismo no podíamos imaginar. Sin
embargo, rodearte de soberbios y egoístas tiene el efecto contrario. Es
incorporar un riesgo real de que todo por lo que estás luchando y
construyendo se vaya al garete. Hay veces que algunos confunden la
generosidad con ser idiota. Y la verdad es que la generosidad suele ser una virtud que los idiotas no entienden.
Hay que estar en la búsqueda continua de los dos perfiles: el humilde
para llevarle en volandas. Y el desagradecido para eliminarle lo antes
posible. Identificar al primero puede llevarte tiempo, pero una vez
localizado... es un avión. Identificar el segundo suele ser sencillo.
Sus actos les delantan. A veces, pueden engañarte pero su falta de
esencia se hace evidente más temprano que tarde. Aquí no hay medias
tintas: hay que eliminarlo lo antes posible. Sacarlo de la zona de
influencia, no vaya a contaminar.
La figura del desagradecido en el emprendimiento es clave. Te hace
ver lo que podría ser pero no es. Pero sobre todo te hace valorar lo que
tienes y lo que estás construyendo. Pon un desagradecido en tu vida de vez en cuando para liquidarlo.
No es justo que los desagradecidos desanimen a los generosos para que
ayuden a los humildes. Si eso dejase de ocurrir, los generosos
estaríamos dejando que ganaran los desagradecidos. Y eso es algo que los
emprendedores generosos no podemos permitirnos.
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Espero te resulte de interés, Blanca
Excelente publicaciòn. Agradecida
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