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domingo, 12 de junio de 2016

El desagradecido y el emprendimiento


En el mundo del emprendimiento, hay muchos paradigmas que damos por sentado y que nos alejan de la realidad. Por ejemplo, hay una tendencia generalizada a pensar que las ideas se mantienen en secreto para protegerlas cuando está probado en la experiencia de miles de emprendedores de éxito que las ideas que se comparten tienen muchísimas más probabilidades de éxito.

Otro paradigma es que existe la idea brillante cuando la experiencia nos demuestra una y otra vez que no es así. Que relamente existen las ideas y que somos nosotros las que las hacemos brillantes.

El emprendedor de hoy en día cree en conceptos como la co-creación, los objetivos compartidos, el asociacionismo y la cooperación. Entiende que el Plan de Negocio no reduce la incertidumbre, que la suerte (el azar) es parte del proceso pero que la buena suerte se busca, que emprender en si mismo no es nada extraordinario y que esto va más de ponerse en marcha, hacer camino, orientarse hacia un propósito que merezca la pena y vivir el presente haciendo que el entorno mejore.

Uno de los indicadores más claros para identificar a este tipo de personas es que son bastante generosos en el amplio sentido de la palabra. Sorprendentemente, no están muy apegados al dinero aunque lo cuidan y lo gestionan con mimo. La generosidad suele venir en la tendencia natural a compartir lo que tienen: su idea, su energía, su tiempo, su proyecto, sus contactos, su esfuerzo, su conocimiento e incluso su esencia. Te das cuenta cuando conoces a este tipo de gente que están dispuestos a ayudar casi a cualquiera que se lo pida si mirar más allá que la satisfacción de hacerlo.

Es increíble el efecto que suelen provocar a su alrededor y especialmente cuando los objetivos de las personas que les rodean están alineados porque suele crearse un entorno en el que suceden cosas, se crece casi sin advertirlo y de repente salen proyectos, iniciativas y negocios que nadie se podía imaginar. Suele ser la consecuencia de hacer las cosas bien con el único fin de crecer en el proceso. Y no la consecuencia de hacer un buen negocio independientemente de si hay crecimiento personal y profesional en el camino.

Este tipo de emprendedores, los de vocación, los que enriequecen nuestro entorno, los que realmente generan valor al sistema, son bastante escasos pero aportan un montón y suelen ser reconocidos porque ayudan a mucha gente. El problema viene porque la generalidad del sistema no lo entiende bien. No entiende que haya personas que hacen las cosas por pasión y por propósito personal. No entienden que hay gente ayuda por ayudar sin esperar nada a cambio, no entienden que el interes económico o de reconocimiento es irrelevante para ese perfil de emprendedores. No entienden que no están buscando nada más que cubrir su propio egoísmo porque han entendido que no hay mayor rentabilidad al esfuerzo que dar. Y por eso, los incrédulos buscan segundas intenciones e interpretaciones que van más allá. Nunca lo van a entender. Y un grave error de este tipo de emprendedores es esperar que lo entiendan. Simplemente no va a ocurrir.

Por eso, hay un consejo que voy a dar para este tipo de emprendedores, los que van a cambiar el mundo, los que ponen en pié un proyecto por una razón que les transciende. Los que realmente tienen la fuerza para llevar sus ideas al siguiente nivel, los que no se dejan llevar por la carrera de ratas, los que saben decir que no a la mediocridad: Cuando identifiques a las personas con las que quieres rodearte, cuando estés buscando gente con la que compartir el camino, pero sobre todo cuando decidas a quién vas a ayudar a crecer... busca dos características: la humildad y la generosidad.

La humildad es clave para que pueda crecer, para que absorba todo lo que pueda, para que esté atento, para que incorpore la esencia, para que el aprendizaje realmente ocurra y para que de verdad haya trasnferencia de conocimiento. Sin humildad, las posibilidades de que el alumno supere al maestro son casi inexistentes.

Respecto a la generosidad, es clave para que la relacion se mantenga a largo plazo y trascienda. Es como la relación padre-hijo. Si el padre no es lo suficientemente generoso como para dar lo mejor de si, el hijo no podrá sacar todo su potencial. El primero en aportar valor a la relación es el padre. 

Sin embargo, una vez el hijo esté en disposición de aportar su parte, como no sea lo suficientemente generoso como para entender el valor que le han aportado y asumir la responsabilidad de hacerlo crecer se quedará a medio camino y, sobre todo, cortará la sucesión.

Rodeándose de personas humildes y generosas, nuestro legado tiene muchísimas más posibilidades de extenderse y por tanto nuestro proyecto crecer y alzanzar cotas que nosotros mismo no podíamos imaginar. Sin embargo, rodearte de soberbios y egoístas tiene el efecto contrario. Es incorporar un riesgo real de que todo por lo que estás luchando y construyendo se vaya al garete. Hay veces que algunos confunden la generosidad con ser idiota. Y la verdad es que la generosidad suele ser una virtud que los idiotas no entienden.

Hay que estar en la búsqueda continua de los dos perfiles: el humilde para llevarle en volandas. Y el desagradecido para eliminarle lo antes posible. Identificar al primero puede llevarte tiempo, pero una vez localizado... es un avión. Identificar el segundo suele ser sencillo. Sus actos les delantan. A veces, pueden engañarte pero su falta de esencia se hace evidente más temprano que tarde. Aquí no hay medias tintas: hay que eliminarlo lo antes posible. Sacarlo de la zona de influencia, no vaya a contaminar.


La figura del desagradecido en el emprendimiento es clave. Te hace ver lo que podría ser pero no es. Pero sobre todo te hace valorar lo que tienes y lo que estás construyendo. Pon un desagradecido en tu vida de vez en cuando para liquidarlo. No es justo que los desagradecidos desanimen a los generosos para que ayuden a los humildes. Si eso dejase de ocurrir, los generosos estaríamos dejando que ganaran los desagradecidos. Y eso es algo que los emprendedores generosos no podemos permitirnos.
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Espero te resulte de interés, Blanca

1 comentario:

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