Traducido por Isthar Cuesta Manciles
Revisado por Arantza Manciles y Sophia Style
Fuente: http://mujerciclica.com/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/poner-limites-es-esencial-para-empoderarte/
Hay mucho que decir sobre los límites
y sobre lo fundamentales que son para el sentido que tenemos de
nosotras mismas. En este artículo, me concentraré mayormente en la
relación entre nuestra autoestima y nuestra habilidad para poner límites
saludables de forma efectiva.
Sin límites firmes, es fácil
“fusionarse” o enredarse con los demás, provocando que cuidemos
emocionalmente los demás, que seamos excesivamente responsables, o
descuidemos nuestras propias necesidades. Cuando los límites son
demasiado rígidos nos aislamos de los demás y les apartamos de nuestro
lado.
Los límites saludables son “selectivamente permeables”.
No son ni demasiado rígidos ni demasiado vagos (no extremadamente). Más
bien, son flexibles y pueden abrirse o cerrarse si lo necesitamos, al
igual que una célula sana.
Los límites están relacionados con nuestras necesidades de apego cuando éramos unas niñas. Nos plantean una pregunta: ‘¿Dónde acabo yo y dónde empiezas tu?’
Todas nosotras empezamos en esta vida como un “nosotras” cuando éramos
recién nacidas y estábamos unidas con nuestras madres. Estar firmemente
conectadas a nuestras madres nos ayudó a internalizar este sentido de
seguridad y nos ayudó a formar nuestra propio e individual sentido de
ser. Si no estuvimos conectadas firmemente a nuestras madres,
seguramente hemos desarrollado un sentido de inseguridad interior y a
nivel subconsciente, podemos estar buscando todavía esa seguridad en
otras personas cuando ya somos adultas.
Por una parte, esto puede causarnos
tener unos límites muy débiles, nos predispone a aceptar a cualquiera
que vagamente nos trate con cariño y afecto, ser demasiado confiadas, o
tener demasiada tolerancia con gente que nos trata mal. Los límites
débiles pueden hacer que otros abusen de nosotras y puede envolvernos en
una montaña rusa de sentimientos porque nuestro sentido de la seguridad
no está aún totalmente anclado en nosotras mismas.
Tener confianza y sentirte segura en tu propia piel
Un paso importante para desarrollar
límites saludables es aprender que ninguna persona puede proporcionarte
la seguridad interna que necesitas; el momento para eso es la tempana
edad, momento que ya ha pasado. Sin embargo, como adultas podemos
lamentar esa oportunidad perdida y desarrollar nuestra propia seguridad interna.
Conocernos a nosotras mismas como
individuos es esencial para la verdadera intimidad y conexión. A medida
que afinamos nuestra propia conciencia, podemos conocer más nuestras
propias necesidades, deseos y preferencias. Tener el tiempo y el espacio
para hacer tu trabajo interno es una forma importante de cuidarte a ti
misma y reforzar tu sentido de la integridad.
Es una paradoja que cuanto más
centradas y enraizadas estemos con nuestro sentido de ser, mejores
compañeras y amigas seremos capaces de ser.
El antiguo paradigma: Complacer a los demás = aceptación por parte los demás
Tú eres la experta en Ti. Está bien
ser tú misma, y tener diferentes necesidades y preferencias que los que
están a tu alrededor. Esto puede parecer obvio pero estamos rodeadas con
i
mágenes de mujeres deseables siendo las más complacientes y las más
dispuestas a ser dominadas.
Estos mensajes permanecen en nuestro subconsciente hasta que nosotras, de forma activa, los desmantelamos. ¿Te has pillado alguna vez a ti misma teniendo un pensamiento que te sorprendió?
Me ocurrió a mi cuando me topé con unos amigos que no había visto hace
tiempo, y yo había ganado algún kilo. Me di cuenta de que tenía el
impulso de decir algo como “No he ido al gimnasio en algún tiempo. He
estado muy ocupada últimamente”. Me quedé perturbada por mi impulso de
tener que disculparme y proporcionar una excusa a los demás por los
cambios en mi propio cuerpo. Darme cuenta de este impulso me dio
información sobre el poder de los mensajes del subconsciente y de cómo
pueden aparecer en nuestras vidas diarias aunque nosotras no estemos de
acuerdo con ellos conscientemente.
A lo que dices ‘No’, determina el éxito de a lo que dices ‘Si’
Nuestros límites determinan a lo que
decimos si y a lo que decimos no. Aprender a decir ‘No’ es una habilidad
y un arte. Antes de imponer un límite, es importante tomarse el tiempo
que necesitamos para procesar las emociones, como la rabia y el miedo,
que pueden estar inicialmente presentes, para que así el intercambio se
produzca desde nuestra más elevada integridad. Cada vez que podemos
comunicar clara y limpiamente un “No” sin amargura o negatividad,
estamos demostrando un alto nivel de autoestima.
A veces amar a alguien implica afirmar vuestras diferencias, no vuestra igualdad.
Perdemos nuestro poder cuando
aceptamos la vergüenza que otros proyectan en nosotras por su propio
dolor que no está procesado. Ayudamos a los demás, no aceptando su dolor
como el nuestro propio, sino subrayando su habilidad para tomar nuevas
decisiones. No te sientas obligada a absorber un dolor que no es el
tuyo.
Límites sanos: La soberanía de una misma
La vergüenza es una emoción tóxica
inculcada en nosotras, que debilita nuestra voluntad, nos hace sentir
menos seguras con nosotras mismas, menos poderosas y por lo tanto más
complacientes con los deseos de los demás. Cuando ponemos límites firmes
y sanos, estamos rescatándonos a nosotras mismas de la vergüenza tóxica
que pudimos haber experimentado en nuestra infancia y afirmando nuestra
soberanía como individuos con el poder y el derecho de definir quiénes
somos y qué permitimos o qué no permitimos dentro del espacio sagrado de
nosotras mismas.
Para los demás, estar en tu vida es un privilegio… no un derecho.
Mientras continuamos entendiendo
nuestro verdadero valor, estamos menos dispuestas a tolerar a las
personas, circunstancias y situaciones en nuestra vida que no reflejan
nuestra valía y autoestima. Nadie tiene el derecho de estar en tu mundo;
ni nadie tiene la soberanía sobre tu tiempo. Si la gente quiere tener
el privilegio de estar en tu vida, tendrán que ganárselo tratándote con
consideración y respeto. Mientras tú te conviertes en alguien con una
gran autoestima y nuevos límites, la gente que sintió tener derecho a un
sitio en tu vida puede protestar u objetar, inconscientemente pidiendo
inculcarte el sentido de culpa u obligación, puede que llamándote
desagradecida o egoísta por mantener firmes los limites.
¿Les das tu poder a los demás y
consientes sus demandas? ¿O les comunicas respetuosamente tus límites
incluso frente a su desaprobación? Cómo respondes a esto es el reflejo
de tu autoestima.
Sanando el síndrome de “la buena chica”
De niñas éramos premiadas por ser
sociables, complacientes, calladas e invisibles. El mensaje encubierto
es que no nos merecemos tener la propiedad de nosotras mismas. Mensajes
sobre la importancia de la apariencia y del atractivo sexual también
comunican que “Tu cuerpo no es tuyo. Tu cuerpo existe para dar placer a
los demás.” Estos tempranos mensajes culturales y familiares, pueden
causarnos el desarrollo, en algún grado, de un falso yo. Este falso yo
nos ayudó a ganarnos la aceptación de los demás pero al coste de
renunciar a nuestras auténticas necesidades y deseos.
La madurez implica despojarse
de este falso yo y descubrir nuestro auténtico yo-, separando nuestras
verdaderas necesidades y deseos de los falsos que tuvimos que adoptar
con el fin de sobrevivir.
En el proceso de descubrir nuestras
verdaderas, auténticas necesidades y deseos las cosas pueden cambiar en
nuestra vida, cosa que puede ser muy desafiante, pero en última
instancia traerán nuevas formas de reflejar lo que de verdad somos. La
gente en nuestra vida que está acostumbrada a que seamos complacientes,
sumisas y dóciles puede que se sorprendan o que se sientan incómodos
cuando nosotras impongamos nuestros límites.
Una cita de Eve Ensler:
“Para ser una mujer fuerte, para
ser una mujer feroz, para ser una mujer auténtica, para ser una líder,
para ser verdaderamente poderosa, tienes que llegar al punto en el que
puedas tolerar a la gente a la que no les gustes. Y tienes que saber que
cuando de verdad estes haciéndolo, tendrás que recurrir a tu propio
imperativo moral a tu propio tronco moral y decir ,“ no me importa, esto
es en lo que creo. Esto es lo que soy.”
Tú eres tu propio tesoro. Tú te perteneces.
Tener límites saludables implica
estar conectada con tu valor, estar anclada a tu propio centro de la
verdad, y estar dispuesta a comunicarte con los que te rodean
auténticamente. Es una habilidad que se puede aprender, practicar, y
redefinir con el tiempo. Cuando estás empezando puede que de miedo pero
cada vez que lo haces es más fácil y te empodera más. Con el tiempo,
empezamos a atraer más y más a personas que están dispuestas a respetar
nuestros nuevos y sanos límites. Esos que no están dispuestos a hacerlo
saldrán de tu vida.
Cuando tenemos límites saludables,
nos sentimos cada vez más seguras y apoyadas dentro de nosotras mismas y
también nos convertimos en más eficientes en todo lo que hacemos.
Preguntas para pensar sobre los limites:
- ¿En qué aspectos estoy dándome a los demás/vaciándome?
- ¿Que estoy tragándome que no debería?
- ¿Es que aspectos fui premiada por tener límites débiles cuando era una niña?
- ¿Cuales son algunas de las oportunidades que tengo ahora en mi vida para empezar a imponer limites saludables?
- ¿Qué es a lo que necesito decir No, que pueda hacer que viva diciendo Si solo a las cosas que realmente deseo?
- Parte de tener limites saludables es respetar los de otros. ¿Estoy violando los limites de otros de alguna manera?
- ¿Que estoy tragándome que no debería?
- ¿Es que aspectos fui premiada por tener límites débiles cuando era una niña?
- ¿Cuales son algunas de las oportunidades que tengo ahora en mi vida para empezar a imponer limites saludables?
- ¿Qué es a lo que necesito decir No, que pueda hacer que viva diciendo Si solo a las cosas que realmente deseo?
- Parte de tener limites saludables es respetar los de otros. ¿Estoy violando los limites de otros de alguna manera?
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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