© Francesc Prims Terradas. Autor del libro de entrevistas Nuevos paradigmas (Editorial Sirio, febrero de 2015). Francesc Prims imparte charlas y talleres sobre la felicidad. www.francescprims.com
Fuente: http://www.lacajadepandora.eu/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/lo-imprescindible/
Multitud de autores abogan porque
persigamos y realicemos nuestros sueños. Con este fin es deseable que
dejemos un trabajo insatisfactorio a favor de otro que nos llene, que no
nos apeguemos a relaciones personales que no nos permiten evolucionar y
que cultivemos nuestros talentos.
Siendo que todo esto es fantástico,
haremos bien en no perder de vista lo siguiente: la humanidad ha pasado
milenios sin priorizar la autorrealización, y aun así ha seguido
adelante. Incluso podríamos decir que la historia de la humanidad es la
de los sueños incumplidos. Muy pocas personas consiguen vivir la vida de
sus sueños en todos los aspectos. Esas personas pudieron haber sentido y
pueden seguir sintiendo que no cumplir sus sueños es una especie de fin
del mundo, pero la verdad es que esas personas pasan y esencialmente
«no pasa nada». No tiene lugar ninguna catástrofe cósmica por el hecho
de que millones de personas no logren hacer realidad sus sueños. Debería
acontecer dicha catástrofe si el tema de los sueños fuese tan
vitalmente importante, pero no acontece.
El conjunto de todo lo que ocurre va
forjando una tendencia evolutiva. En esta tendencia evolutiva, por lo
que sea se permite que algunos elegidos tengan visibilidad y afecten la
Historia de una forma más obvia. Muy curiosamente, este destacar se
permite no solo a algunas personas talentosas y llenas de buenas
intenciones, sino que se permite también a algunas otras personas que se
convierten en líderes que siembran mucha destrucción.
Existe suficiente casuística hoy día
para que podamos creer que planificamos nuestras vidas antes de nacer, e
incluso que podemos determinar una muerte prematura si nos hemos
apartado demasiado de nuestro camino y está claro que no vamos a cumplir
ya con nuestro plan de vida. Entonces surge la pregunta: ¿y qué ocurre
con los grandes criminales de la humanidad? ¿Por qué no dictaminaron,
desde el otro lado, muerte prematura para ellos? ¿Será que sus crímenes
estaban dentro del plan?
Parece que todo debe observarse desde
una perspectiva muy amplia, que vaya mucho más allá del terrible dolor
que se experimente en determinados presentes. Las Guerras Mundiales
supusieron mucho dolor y pérdidas de vidas, pero nos han dejado la
herencia de las Naciones Unidas y no tener ganas de reeditar conflictos
de esta envergadura. Tras siglos de guerras entre las naciones europeas,
la Segunda Guerra Mundial puso punto final a esta forma de dirimir las
diferencias. La lección caló en el inconsciente colectivo y supuso tal
vez un salto evolutivo del que apenas somos conscientes.
Parece que desde el otro plano tienen
claro que la humanidad necesita una dosis de luces y de sombras para ir
hallando su camino de crecimiento. Con este fin, personas con mucha luz
y con mucho que aportar pasan desapercibidas. En cambio, ciertos
criminales triunfan. También es muy posible que haya personas de
mentalidad criminal que fracasen y no logren imponer su terror. El
balance general es el momento en que nos hallamos ahora como humanidad,
con todas las comodidades conquistadas y también todas las
incertidumbres.
Hay alguna corriente espiritual que
propugna que la aparente separación que sufrimos respecto de Dios fue
una especie de sueño que duró un instante y enseguida se solventó. Ahora
estaríamos reviviendo a cámara lenta lo que ocurrió en ese instante; un
viaje de millones de años de regreso al Hogar.
Está establecido que el tiempo no
existe; que solo hay un instante, el presente. Si nada se moviese jamás,
si ningún pensamiento sucediese a otro jamás dando sensación de
temporalidad, no tendríamos ninguna noción del paso del tiempo. Si nos
aquietamos un momento nos damos cuenta de que habitamos un instante que
no pasa, sino que siempre está ahí. La epopeya que se desarrolla dentro
de este instante es la gran ilusión de la separación respecto de Dios y
el regreso a Él.
De momento, hemos perdido las ganas
de guerras mundiales y hemos desarrollado unos sistemas de comunicación
que nos permiten sentirnos, mucho más que antaño, miembros de una misma
humanidad. Como balance evolutivo, puede ser que no esté mal. Los sueños
cumplidos de algunas personas y los incumplidos de muchas nos han
llevado hasta este momento, que está repleto de peligros pero también de
promesas y posibilidades. El balance evolutivo de la humanidad no es
catastrófico a pesar de las insatisfacciones que sienten muchos. Esto
significa que no fue imprescindible para la humanidad que realizáramos
nuestros sueños. Eso tan importante para nosotros pudo ser irrelevante a
escala global.
Muchos sueños seguirán sin cumplirse.
Tan solo en el terreno del arte, es mucho más el que se produce que el
que se consume. Como me dijo un escritor en una ocasión,las mejores
obras literarias puede ser que se hallen en un cajón, ignoradas por los
editores. Hay miles de novelas escritas que jamás se publicarán. Pero
desde el otro plano seleccionan algunas de ellas, que tal vez no son tan
siquiera las mejores, y establecen las sincronías pertinentes para que
vean la luz y triunfen. ¿Por qué?; el gran plan evolutivo de regreso a
la Fuente ve que esa es la manera pertinente de seguir avanzando,
colectivamente.
Vamos pintando, como humanidad, una
especie de gran cuadro abstracto, con líneas apenas esbozadas en
contraste con otras claramente definidas, sin que percibamos muy bien
qué ocurre. Percibimos la euforia o el dolor por nuestros sueños
cumplidos o no cumplidos y poco más. Y, en cualquier caso, tendemos a
olvidar algo fundamental: los sueños cumplidos son efímeros, como lo son
también los no cumplidos. No hay ningún «éxito» absoluto posible en
este mundo regido por la ley de la impermanencia.
La conclusión es: si nos empeñamos en
algún tipo de logro y este se obstina en ser imposible, relajémonos.
Aunque veamos que triunfa alguien que aparentemente ha hecho menos
méritos, relajémonos. Porque no es nuestra historia personal lo
prioritario, sino la misteriosa manera en que todo se engrana para dar
lugar a un avance colectivo. Tan solo una selección de seres humanos
adquieren visibilidad para este proceso, y esto a veces es una gran
trampa para estos seres humanos, que si no están en su sitio pueden
experimentar graves deterioros a partir de su éxito. Como dice un famoso
cuento, «¿Buena suerte, mala suerte? ¡Quién sabe!».
Nuestra participación en la evolución
es la de dar lo mejor de nosotros mismos. Esto es lo imprescindible,
porque es lo que nos hace crecer en consciencia; y el crecimiento en
consciencia es lo que tiene repercusión más allá de este mundo. Lo
imprescindible no es un logro o ver cumplido un sueño, efímero a la
postre, sino aportar al colectivo una vibración de alegría, amor y
entusiasmo. Si somos esclavos de nuestros sueños, esto puede llevarnos a
la queja y la desesperación. En cambio, si tan solo permanecemos a
disposición de lo Alto, con nuestros sueños como brújula nada más,
estaremos preparados por igual para que nos eleven o para que nos
«discreticen» al máximo. No nos importará. El Reino de los Cielos que
conquistaremos, nuestro reino de Paz, será nuestra satisfacción por
estar dispuestos a lo que sea a favor de la evolución conjunta.
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Espero te resulte de interés, Blanca
Siempre tan acertado y en respuesta a mis preguntas al Altísimo. Gracias mil. Besos Maestra =)
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