Fuente: http://www.animalespiritual.com/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/haz-lo-que-yo-digo-es-lo-que-yo-hago-2/
¿Cuántas veces aconsejamos sanamente y en nuestra propia vida hacemos todo lo contrario? ¿Cuánto tiempo pasamos siendo consejeros de “el otro” sin ser consejeros de nuestro propio ser?
La popular frase “haz lo que yo digo
pero no lo que yo hago” puede venir cargada de un intenso des-amor,
olvido y/o desprecio hacia nosotros mismos. La rueda debería comenzar a
girar primero propiciándonos bienestar hacia nosotros, para luego dar
el ejemplo no solo a través de la palabra sino también de las propias
acciones.
¿Cuántas veces nos involucramos en la
vida de “el otro” aconsejándole qué camino debería seguir o qué
decisión optar en tal o cual situación? Estos consejos que podemos dar
muchas veces suelen ser claros, sanos, precisos, llenos de buenas
intenciones y pueden ayudar a despertar, de igual forma que la palabra
de “el otro” puede ayudarnos a despertar a nosotros.
Pero ¿cuántas veces aconsejamos
sanamente y en nuestra propia vida hacemos exactamente todo lo
contrario? ¿Cuánto tiempo pasamos siendo consejeros de “el otro” sin ser
consejeros y reflexivos con nuestro propio ser?
Dar es muy bueno, pero darnos resulta
fundamental. Escuchar al otro y no escucharnos a nosotros mismos no es
la ecuación adecuada para lograr una vida sana y satisfactoria. Si el
propósito del ser humano es alcanzar cierto grado de paz y bien-estar
constante – ¿quién se negaría a semejante combo? – alarga su camino si
anda por la vida ofreciendo palabras claras para los demás pero acciones
oscuras, confusas y/o perjudiciales para con uno mismo. De allí la
popular frase “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”, que puede
venir cargada de un intenso des-amor hacia nosotros mismos.
Es importante que asumamos la
inevitable responsabilidad de prestarle atención primero a nuestras
propias emociones, ideas, sentimientos y pensamientos, y en base a ello
nos convirtamos, antes que nada, en los inspectores y consejeros de
nuestro propio ser. Luego podríamos brindarle a quien sea el ejemplo, no
solo a través de la palabra sino también de las propias acciones… y la
popular frase mutar felizmente a “haz lo que yo digo, es lo que yo
hago”.
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Espero te resulte de interés, Blanca
Verdaderamente es así ! muy interesante reflexión !
ResponderEliminarGracias por compartirla, amiga querida.-
Abrazos, Luz