Fuente: Edu Wigand
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/la-belleza-y-la-fuerza-de-la-imperfeccion-kintsukuroi/
Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.
El arte tradicional japonés de la
reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego,
con polvo de oro, se llama Kintsugi.
El resultado es que la cerámica no
sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar
de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y
celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la
pieza.
Kintsukuroi es
el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o
plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto.
Llevemos esta imagen al terreno de lo
humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces,
lastimamos o nos lastiman.
¡Cuán importante resulta el enmendar!
Cuánto, también, el entender que los
vínculos lastimados y nuestro corazón maltrecho, pueden repararse con
los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.
La idea es que cuando algo valioso se
quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su
imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro:
fortaleza, servicio, virtud…
La prueba de la imperfección y la
fragilidad, pero también de la resiliencia -la capacidad de recuperarse-
son dignas de llevarse en alto.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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