Por Alex Rovira
“Nada es pequeño en el amor.
Aquellos que esperan las grandes ocasiones
para probar su ternura, no saben amar.”
“Nada es pequeño en el amor.
Aquellos que esperan las grandes ocasiones
para probar su ternura, no saben amar.”
Fuente: elpartidodelavida.blogspot.com/
Si algún elemento da belleza y
sentido a la vida y hace que ésta sea buena es, sin duda, la ternura, ya
que ella es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el
respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en el gesto, en el
detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el
abrazo entregado y sincero. Gracias a la ternura, las relaciones
afectivas crean las raíces del vínculo, del respeto, de la consideración
y del verdadero amor. Sin ternura es difícil que prospere la relación
de pareja. Pero además es gracias a la ternura que nuestros hijos
reciben también un sostén emocional fundamental para su desarrollo como
futuras personas.
Al parecer, los recuerdos que más nos
acompañan en los últimos instantes de nuestra vida no tienen que ver con
momentos de triunfo o de éxito, de pompa y circunstancia, sino mas bien
con experiencias donde lo que acontece es un encuentro profundo con un
ser amado, un momento de intimidad serena cargado de significado:
palabras de gratitud, caricias, miradas, un adiós, un reencuentro, un
gracias, un perdón, un te quiero, compasión, sentimiento compartido,
intimidad vivida desde la serenidad desnuda. Son esos instantes los que
quedan grabados en la memoria gracias a la luz de la ternura que revela
la excelencia del ser humano a través del cuidado, el respeto y el
afecto.
Mahatma Gandhi decía que un cobarde
es incapaz de mostrar amor, ya que hacerlo está reservado a los
valientes. Y así es: paradójicamente, la ternura no es blanda, sino
fuerte, firme y audaz porque se muestra sin barreras, sin miedo. Es más,
no sólo la ternura puede leerse como un acto de coraje, sino también de
voluntad para mantener y reforzar el vínculo deseado de una relación,
que se proyecta en el futuro gracias al deseo y a la imaginación
creadora. La ternura es en verdad lo que hace fuerte al amor y enciende
la chispa de la alegría en la adversidad, el revés o las circunstancias
grises y oscuras de la existencia. Gracias a ella toda relación deviene
más profunda y duradera, porque su expresión no es más que un síntoma
del deseo de que el otro esté bien.
La ternura implica, por lo tanto,
confianza y seguridad en uno mismo. Sin ella es imposible la entrega
decidida. Y lo más paradójico es que su expresión no es ostentosa, ya
que se manifiesta en pequeños detalles: la escucha atenta, respetuosa y
activa, el gesto amable que no espera respuesta, la demostración
verdadera de interés por el otro, ajena de expectativa de contrapartida.
La ternura expresa además la calidad de una relación.
Sexo con ternura es expresión del amor. Sin ternura, una relación
basada puramente en la sexualidad está condenada a la ruptura en un
mayor o menor plazo de tiempo. Porque aunque pueda haber intensidad
sensorial en el intercambio físico, sin ternura se produce una relación
que no busca el bien del otro, sino que se encierra en la búsqueda del
propio placer y hace del otro un objeto de satisfacción y nada más. La
ternura es el reposo de la pasión. En efecto, la pasión del
enamoramiento es efímera y da paso, con el tiempo, a una relación más
reposada donde se instala la ternura. Sin ella, la relación de pareja
está condenada a largo plazo al fracaso, porque su ausencia genera
aburrimiento, rutina, pereza, apatía, distancia, abandono, dejadez y
egoísmo.
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Espero te resulte de utilidad, Blanca
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