Por: Cecilia Casado
Tomado de: http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/2016/09/12/crecimiento-personal-saber-agradecer/
De vuelta en casa he ido derecha a
saludar a mis plantas, a explicarles que las echaba tanto de menos que
en “mi otro mar” he adoptado a cuatro
compañeras nuevas y que habrá que hacer sitio para que disfruten de la
luz que nos entra a raudales. Ellas también se alegran de volverme a ver
y de que, además de darles agua y favorecer la fotosíntesis, les quite
las hojitas secas, recorte las florecillas mustias, esos pequeños
cuidados amorosos que son típicos de nuestra relación y que agradecen
haciendo más agradable el entorno con su lozanía. Amo las plantas vivas
porque me ayudan a no olvidar que lo único que necesito para vivir es
aire, luz, agua, alimento y un poco de cariño.
En eso somos iguales a Elur, mi
perrito guapo, que no se queja de nada y lo poco que pide lo compensa
con creces con sus caracoleos, sus pequeños lametones y los ladridos
alegres que me regala cuando vuelvo a casa después de haberlo
“abandonado” los quince minutos que tardo en bajar a comprar la prensa;
es su forma de agradecer el cariño, la presencia, los cuidados hacia su
pequeña existencia enferma.
De vuelta en casa he ido habitación
por habitación sintiendo la energía acumulada en mi ausencia. He abierto
ventanales y descorrido cortinas para que pueda el aire entrar en
plenitud; he sujetado las puertas y permitido que el polvo acumulado
cambie de sitio antes de ser invitado a desaparecer. En la cocina, un
montón de papeles (que no correspondencia) indican que se ha procedido
amablemente a vaciar el buzón, que manos amigas han mantenido la casa
echándole “un vistazo” de vez en cuando. Todo está en orden y yo bien
agradecida por ello.
De vuelta a casa con el equipaje
lleno de experiencias y emociones encontradas: gente nueva, situaciones a
estrenar, sol y luna mediterráneos, noches calurosas para gestar sueños
todavía. No soy la misma que se fue hace unas semanas, el movimiento
constante hace mella en mí, lo observo, le hago sitio y lo acojo. Quizás
un poco más serena, quizás un poco más “hermosa” porque tiendo a
aumentar de peso en cuanto salgo de casa gracias a las comidas
tentadoras de las que ya no me privo porque se agotó el tiempo en el que
me permitía renunciar a tentaciones que luego no volvían a presentarse,
la renuncia –que no es más que miedo- se enquista en algún rincón del
alma. Doy gracias por haberme dado
cuenta a tiempo.
De vuelta a casa abrazo mi cama,
extiendo unas bonitas sábanas nuevas y doy la vuelta al colchón para que
los sueños caducados salgan por la ventana y dejen paso a la nueva
cosecha de este año, -¿cómo no me di cuenta antes?. Floraciones de
verano, vendimia de besos en septiembre, frutos de otoño que estallarán
de sabor en invierno; cada emoción tiene su tiempo y el que me toca
vivir ahora, el que me propicio sin inquietud alguna, me acoge de nuevo
en casa al volver a la rutina moderadamente feliz que viviré agradecida.
Abrazar a mi gente, reir por
tonterías cuando toca reir, ponerme seria y un poco trascendental en los
encuentros del Círculo de Mujeres, invitar a mis amigas del blog al
rico vermú artesanal de Reus, constatar que ha pasado un año más y que
todas seguimos dando guerra, “soportándonos” y queriéndonos mucho. Ahora
incluso nos lo decimos, hemos aprendido a no escatimar los “te quiero”
allá donde el corazón es correspondido y sincero; nos desnudamos de
ropajes superfluos y alejamos cualquier máscara de nuestros encuentros,
damos las gracias por tenernos las unas a las otras.
Vuelvo a casa y abrazo a mis mujeres
amigas, a las que corren con los lobos y a las que no, a las que tienen
una habitación con vistas y a las que no pudieron conseguirla, a las que
son grandes detrás de un hombre y a las que no tienen delante ninguno
que les haga sombra. Mis amigas del alma, cuánto os debo.
Hoy empieza todo de nuevo, cada día
con su afán y me preparo a ello cantando los versos que marcan un camino
lleno de agradecimiento, dando gracias a la vida por las cosas pequeñas
y por las más grandes. Last but not least: mis hijas y el “pajarito” hermoso que nos ha colmado de amor y felicidad
“Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.”
Violeta Parra
LaAlquimista
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Espero te resulte de interes, Blanca
Excelentemente espectacular! Gracias Blanca.
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