Por: Eduardo Azumendi
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/todos-los-ninos-tienen-un-talento-solo-hay-que-saber-abrir-la-puerta-para-que-lo-saquen/
Fuente: http://www.eldiario.es/
César Bona, uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize, el llamado Premio Nobel de los profesores, asegura que sus alumnos le enseñan más a él y que todos los niños son extraordinarios si además de conocimiento se les educa en valores como la empatía, sensibilidad y resiliencia.
“La educación debe estar por encima de
todos los gobiernos y de las ideologías”. Esa es una de las máximas de
César Bona, uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize,
el llamado Premio Nobel de los profesores. Bona cree que cada niño es
un universo y que todos son extraordinarios, con un talento especial.
Tan solo es cuestión de descubrirlo y sacarlo. Esa es la principal
misión de un maestro, según Bona, quien ha desgranado en una conferencia
en Vitoria las claves de su libro La nueva educación. Los retos y desafíos de un maestro de hoy.
Para Bona, ser maestro no implica
encajonar a los alumnos dentro de un plan de estudios y obligar a seguir
los contenidos que puede establecer el currículo educativo de una
manera inflexible. “Los educadores deben adaptarse a los niños y no al
revés. Hay que motivarles y estimular su creatividad para que hagan que
este mundo sea mejor. Los niños no son solo los adultos del mañana: son
habitantes del presente. Subestimamos constantemente a los niños y su
creatividad, pero todos tienen un talento; solo hay que saber abrir la
puerta para que lo saquen. Y ahí es donde intervenimos los maestros,
viendo lo que los demás son incapaces de ver”.
La característica que debe definir a
un maestro (entendido como el educador que enseña a niños desde Primaria
hasta la universidad) es, sobre todo, actitud. “El maestro tiene que
ser cada día un ejemplo para sus alumnos, debe ofrecer su mejor versión
para así obtener lo mejor de los niños. Los profesores tienen que ser
los primeros en dar el máximo y no poner como excusa de sus posibles
limitaciones al sistema. Los docentes somos los primeros en ponernos
límites”.
Valentía, mente abierta, humildad,
curiosidad y amar el medio ambiente son otros de los rasgos que deben
adornar a los docentes. “El maestro es alguien que debe inspirar para la
vida. Yo no hago nada extraordinario en el aula, solo me divierto y
aplico el sentido común. Debemos educar en proyectos y experimentar, sin
miedo a lo que digan los inspectores”
Para Bona, el gran reto de la
educación es hacer a los niños “mejores individual y colectivamente”,
pero no más competitivos. “Cuando llegas a un colegio conflictivo como
maestro tienes dos opciones: o deprimirte o tomar los problemas como
retos. Eso es lo que me paso en mi primera experiencia, en un colegio
ubicado en un barrio conflictivo de Zaragoza. Todo cambió cuando les
propuse a los alumnos que me enseñaran lo que les gustaba lo que sabían
hacer. Se convirtieron en maestros del maestro”.
La carga de los deberes
Bona cree que si un maestro cree que
algo es bueno para sus alumnos debe hacerlo, “aunque alguien diga lo
contrario. Los obstáculos y la incomprensión que se va a encontrar para
poner en marcha nuevos proyectos pueden ser muy grandes, pero es
fundamental perseverar”.
El tema de cuánto tiempo deben
dedicar los niños a los deberes es uno de los debates recurrentes en
educación. “Si se carga a los niños con deberes, ¿con qué motivación van
al día siguiente a la escuela?”, se pregunta Bona, quien subraya la
idea de que “los niños no tienen opción de dejar los estudios. Por eso
tenemos que lograr que les guste ir a la escuela. Si después de un día
largo en el colegio, salen y se encuentran con más deberes los estímulos
decaen. Debe haber tiempo para todo”. Por ejemplo, para la lectura,
pero no impuesta. “La lectura es un placer, pero se ha convertido en una
obligación para los niños. Cuando a mí me obligaban a leer un libro y
después hablar de él perdía su atractivo”.
Sobre la idea de si hay que pagar a
los profesores en función del éxito o el fracaso escolar de los centros,
Bona es contundente. “Yo cobraría lo mismo porque lo importante es el
factor humano por encima de los números. Da igual la educación que
recibas, las buenas notas que saques si no sabes respetar al que tienes a
tu lado”.
Sobre los castigos, también tiene
claro lo que hay que hacer. “En mis primeros años he castigado a muchos
niños como maestro y no ha funcionado; solo ha servido para proyectar mi
frustración. Hay que hablar con ellos, empatizar y convencerles de que
pueden ser un ejemplo para los demás”.
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Espero te resulte de interés, Blanca
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