Un niño que no sabe perder, no soporta la frustración. Es responsabilidad de los padres enseñar el valor de la derrota
Por: Keila E. Rojas L.
Entusiasmado y feliz, como siempre, Pedro se preparaba para competir
en una carrera con sus compañeros de clase. Sonó el silbato, salieron
los cinco niños. Al ver que sus compañeros llegaron primero, el niño se
enfadó, lloró e hizo un berrinche. Perdió, por primera vez.
Un
niño o niña que no sabe perder es un individuo que carece de tolerancia a
la frustración e inseguro. Además, no respeta a su contrario y mucho
menos considera el valor de participar en una actividad y ganar
experiencia, pues solo está enfocado en el triunfo, aseguró la psicóloga
Naidine Prince.
Perder es parte de la vida. Saber perder es tan
importante como saber ganar. Cuando un niño, niña o adolescente no
obtiene el triunfo deseado o ser el mejor en algo, es la oportunidad
ideal para que los padres le enseñen el valor de la constancia,
perseverancia y cómo pueden aprender del ‘error' cometido.
Sin
embargo, regularmente los padres y madres consideran y hacen saber a sus
hijos que son los mejores. Es así como en el día a día los infantes
reciben altas dosis de halagos y crecen con la idea que son mejor que el
resto de los niños y niñas. ‘Cuando ingresan a una institución, cuando
comparten con un grupo de infantes se dan cuentan que no son los mejores
en todo, se frustran, por esto como padres es necesario enseñarles a
aceptar la derrota sanamente', explicó Prince.
PERDER CON ELEGANCIA
Es
necesario enseñar el valor de la derrota, aunque suene raro, pues
padres y madres desean que sus hijos siempre obtengan triunfos.
Luego
de la derrota, si no se obtuvo el premio, calificación o puesto
deseado, felicitar al vencedor es una muestra de confianza en sí mismo,
de respeto lo que favorece el desarrollo y buen sentido competitivo del
niño o niña.
‘Una sana derrota es el inicio de muchos triunfos, el
pequeño que sabe perder, verá en ello la oportunidad de seguir adelante
y ser mejor lo cual le ayudará a obtener éxitos a corto plazo y por
supuesto en su vida adulta', aseguró Prince.
‘Un guerrero acepta
la derrota como una derrota, sin intentar transformarla en victoria',
así describe Paulo Coelho la valía de saber perder.
El éxito no
sólo se mide en triunfos, sino en la capacidad de afrontar la derrota y
los desafíos que ésta trae para el crecimiento personal. Poco a poco,
los padres y madres deben enseñarles a perder en las diferente etapas
del crecimiento.
A través de juegos, se puede empezar la enseñanza
con los niños y niñas más pequeños. Si se equivocan, motivarlos a
hacerlo nuevamente, a analizar qué hicieron mal y tratar de mejorar;
siempre teniendo en cuenta que se puede ‘ganar o perder'. Así
enfrentarán los desafíos sin temores y con ganas de superarse, explica
la psicóloga.
GESTIONAR SUS FRUSTRACIONES
Es
importante que cuando el infante no obtiene lo deseado, como padres no
le eviten la frustración, más bien le enseñe a enfrentarla y a tomar la
experiencia como positiva. Toque el tema con el o ella, resalte que no
se es ‘excelente' en todo y explíquele que como ser humano tiene
fortalezas y debilidades, siempre enfocado al valor del esfuerzo y de la
experiencia, aconseja la psicóloga.
Algo primordial es no
burlarse del que pierde. Como adulto debe dar el ejemplo y enseñarle a
su hijo o hija a respetar a quien comete errores. De lo contrario lo que
transmitirá es que perder es vergonzoso.
Un fracaso o derrota
ofrece la posibilidad de cambio y de aprendizaje. En pocas palabras ‘el
fracaso es el inicio de un triunfo sostenido', afirma la profesional.
Agrega que como adultos debemos preparar a nuestros niños y niñas para
cuando obtengan esos triunfos continúen siendo, modestos, responsables y
personas que aporten a la sociedad y a su prójimo.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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