Tomado de: http://www.caminacontigo.cl/la-espiritualidad-como-fuente-de-sanacion-y-de-apoyo-interior/
Por: Pbro. Alejandro Fabres Fabres.
Congregación de la Misión Padres Vicentinos.
Uno de los aspectos que más nos cuesta comprender a los seres
humanos, es por qué hay personas que buscan confiar no sólo en sí
mismas, sino también en un trascendente a quien encomendarse, pedirle o
agradecer. Y es porque el ser humano instintivamente se da cuenta que no
es pura materialidad sino también es espíritu. A partir, de ese
espíritu personal que busca conectarse con una entidad superior,
universal y colectiva, al que denomina de diferentes maneras según sea
su manera de creer.
Aquellas personas que son capaces de reconocerse necesitadas de esta
presencia, que comparten con él su peregrinar y hacen de ello una
experiencia de cercanía, se observa una disposición positiva a enfrentar
sus problemas, los que sin duda no sólo son compartidos en términos
terrenales a sus seres queridos sino también, son compartidos en sus
oraciones con su trascendencia, se disponen en ser seguros de si mismos,
pues confían tanto en sus actos y habilidades como en los de quienes lo
acompañan en sus oraciones, se disponen en ser más tolerantes con el
prójimo, puesto que comprenden que su sufrimiento y dolencia puede ser
compartida por muchos otros, y buscan relacionarse desde valores
universales como son la verdad, la honestidad, la justicia, el respeto
por citar algunos, en aspectos más amplios que sólo su pequeña
existencia.
Y, por supuesto, en los momentos de dolor y enfermedad también la
espiritualidad se puede ver cuestionada, renegada o fragmentada,
sentimientos habituales de rabia, frustración, impotencia y culpa de
acuerdo a la etapa de impacto del diagnóstico, que de una vez que la
adherencia a los tratamientos comienzan a ser rutinaria, a entregarnos
seguridad y confianza, se nos instalan los sentimientos de protección,
comienzan a darle a estas experiencias un sentido espiritual o inclusive
de aprendizaje.
Es por eso que la invitación es a reconocer en nosotros en qué o en
quién creeremos, cuáles son nuestros pilares de acompañamiento internos.
Aprender en estos procesos a pedir, agradecer, a generar diálogos que
nos permitan desahogarnos, inclusive verbalizar nuestros miedos,
conflictos, angustias. Todo aquello que es parte del proceso de
construcción de la espiritualidad. Puesto que ella, nos ayuda a
sobrellevar nuestras cargas interiores, a vencer nuestros miedos y
fantasmas, a rearmarnos en tiempos de caídas, a darnos esperanza cuando
sentimos que nada ni nadie nos puede ayudar. Todos necesitamos en el
dolor y en la enfermedad una mano cercana, una conversación interna pues
es cuando más vulnerables nos hacemos y por ende de esa dimensión
trascendente que nos permite confiar y esperar en absoluta gratuidad.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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