Tomado de: http://www.elpais.com.co/elpais/entretenimiento/noticias/solteros-y-felices-le-contamos-como-consiguieron
Hasta hace poco, a una mujer que pasara de los 30 años sin haber
contraído matrimonio la llamaban despectivamente “solterona” o
“quedada”. Y al hombre soltero se le consideraba homosexual sin derecho a
réplica.
Aún hoy, los solteros deben soportar chistes como:
“Hay gente que no encuentra su media naranja porque es un medio limón”. Y
no faltan los incómodos consejos en cada reunión familiar: “Mijita, a
alumbrar a San Antonio para que le haga el milagrito” y “póngase las
pilas o la deja el tren”.
“En las dichosas fiestas
familiares siempre hay una tía, una prima mayor o una abuela que sueña
con verte casado o con hijos, y exhibe su mejor cara de desilusión
cuando te ve sin pareja, seguida de una pregunta que parece más un
reproche: ‘¿Todavía soltera?’”, dice la arquitecta Carolina Cabal (*),
que ha optado por la soltería.
Ella, a sus 30 años, ve
muchísimas ventajas en estar sola, pero admite que no hay nada peor a
“estar en medio de la fiesta y ver que todo el mundo sale a bailar y
uno se queda en la mesa y el único compañero se vuelve el licor”. Algo
solo superado por situaciones como “que la prima de uno le pida al
marido que te saque a bailar” o “que tu mejor amiga esté empeñada en
presentarte a los amigos de su nuevo novio, con la esperanza de que
uno, ‘la pobre’, se ligue a alguien”.
Andrea Villamil (*)
debe soportar un tipo de bullying que es muy común en las familias, es
esa consabida sarta de frases cliché: “Su mamá ya quiere ser abuela”,
“uno no se puede quedar solo en la vida” o “la mujer nació para tener
hijos”. Lo bueno, dice esta comunicadora social, es que “en tu círculo
de amigas te encuentras con las de tu especie. Y estamos en una época
en la que los hombres tampoco quieren asumir compromisos”. En la era de
las redes sociales ya hay un buen número de gente que tilda a los
solteros como “inteligentes” y “sensatos”.
La soltería se celebra
Actualmente
la soltería es motivo de celebración, ya se institucionalizó el 13 de
febrero como su día. Y surgió nada menos que como una iniciativa para
contrarrestar el Día de San Valentín, que se celebra un día después, y
que hace sentir fuera de lugar aún al soltero más convencido de su
condición.
En nuestros días existe una especie en
evolución: los ‘solteros por convicción’. La reciente investigación
‘Happily single’, de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda,
revela que “la gente soltera puede ser tan feliz como la que tiene una
relación. Pero el grado de bienestar que alcanzan los solteros es
mayor que el de los casados, pues disfrutan mucho más de sus actividades
personales”.
La soltería, según Bella DePaulo,
profesora de psicología en la Universidad de California, “facilita la
toma de decisiones importantes como cambiar de trabajo o realizar un
largo viaje, no implica prescindir de las relaciones sexuales y hace que la red de amistades sea más amplia y fuerte que la de la gente con pareja estable”.
De
ahí que hayan aparecido nuevas formas de relacionarse que no impliquen
dejar la zona de confort: Los ‘stay over’, parejas que tienen la
premisa “tú en tu casa y yo en la mía”, usual en España. Y están los
‘free’, que manejan relaciones libres y abiertas, una especie de “amigos
con derechos”, donde no entran los sentimientos ni las
responsabilidades.
La generación Disney
Para
Carolina, los nuevos solteros “somos los hijos de los últimos
matrimonios que se casaron para toda la vida, integrados por mujeres
sumisas e inconformes porque no hicieron realidad sus sueños por cuidar a
sus hijos, y hombres con múltiples responsabilidades (algunos
mujeriegos e irresponsables). Somos una generación que vino a saldar
deudas, a tener la diversión que les faltó a nuestros padres. Lo
nuestro es viajar, especializarnos, aceptar trabajos en otros países y
renunciar por placer”.
También son la
generación Disney, dice esta arquitecta: “Nos vendieron la idea del
príncipe azul. Y si bien uno encuentra hombres encantadores, estos
también pertenecen a esa generación que no quiere casarse, que quiere
vivir”.
Hay quienes deciden no buscar pareja hasta
tener una estabilidad económica y laboral. Otros desisten de casarse al
ver el alto índice de divorcios o porque no quieren perder el
privilegio de la libertad que les permite realizar su vida sin la
presión que significa estar con otra persona, o por el miedo al
compromiso. “Se trata de una decisión que se toma una vez que se tiene
claro en que la felicidad no está necesariamente ligada a tener una
pareja y que es mejor estar solo que mal acompañado”, explica la
psicóloga puertorriqueña Angie González.
A esto se suma que el
matrimonio o la convivencia en pareja han dejado de ser una meta para
muchos, como dice la psicóloga Lina María García Gómez de Coomeva EPS.
“En hombres y mujeres la definición de proyectos personales de vida ha
modificado los roles sociales, de género y de familia”.
También
“el acceso y la situación socio económica global ha influido en esa
decisión. Si bien el estado de soltería es criticado aún, también se
ha ido creando una idea positiva de esta, ya que favorece estilos de
vida saludables y que muchas personas casadas envidian”.
Eso
sí, en nuestra cultura, según la psicóloga García Gómez, “encontramos
menos crítica para el hombre soltero”. Eso se evidencia en que “el 40%
de las mujeres tiene menos posibilidades de contraer matrimonio si son
exitosas en su vida académica y laboral, mientras que para los hombres
esto se presenta a la inversa. Cuánto más preparados están y mayor
coeficiente intelectual tienen, ganan un 35% de posibilidades para ser
aceptados en una unión marital”.
En ambos géneros
se presenta el temor de ser encerrados en los roles tradicionales
clasificados como poco felices; de perder la libertad y la
independencia. “Las mujeres temen verse sometidas a un rol que no les
permite crecer y cumplir sus sueños”, dice.
Actualmente
la soltería es una opción, y depende de factores psicosociales como
el temor a intimar con alguien. No quieren que la convivencia invada
los espacios personales hasta el punto de perderse en la relación. Otra
razón para elegirla es el amor propio, pues el soltero se hace
responsable de su propia vida.
Ser soltero no debe
ser un estigma, explica García, “se puede ser feliz sin hacer caso a la
presión social e ideal de roles establecidos para los géneros. El
neosolterismo es un estilo de vida en el que encajan hombres y mujeres
entre 28 y 60 años con un alto perfil profesional, sentido de aventura,
amantes de los viajes, la tecnología, y el hedonismo; seguros de sí
mismos y libres para disfrutar de su sexualidad sin reparos. El
crecimiento personal es su meta”.
(*)Nombres cambiados por petición de las fuentes.
Soltería: ventajas
- La vida es una búsqueda personal. Priman sus motivaciones e intereses. Tiene más tiempo disponible para las actividades que le gustan.
- No tienen con quien juntar sus ingresos para aspirar a grandes inversiones y a aprobaciones rápidas de créditos.
- Estudios demuestran que tanto los solteros como los divorciados tienen mejor salud cardiovascular (El Journal of Marriage and Family en 2006) y mejores hábitos de movilidad y deportivos.
- Los solteros se acercan más a su familia y a quien quieran sin preocuparse de que su pareja se moleste por ello o la critique por sus elecciones.
- No sufren por penas de amor y pueden estar solos tanto tiempo como quieran, sin explicarle a otro por qué.
Desventajas
- La vida humana no está siempre hecha para vivir en soledad porque nacemos en el contexto de una interacción. Eso aporta en nuestro desarrollo a lo largo de la vida, dice René Solano Macías, sicoterapeuta.
- Todo lo que construimos lo logramos con otros y gracias a otros, que intervienen en nuestra vida; y nosotros intervenimos en la de otros.
- Tal vez la persona avance en muchos proyectos como la riqueza y la calidad de vida, pero a cambio no se tiene afecto y compañía sentimental constante.
- Pueden padecer bullying en cualquier evento social o incluso en la familia. Esto puede ir en detrimento de su autoestima, sino están preparados para afrontarlo.
Razones para elegir la soltería
René
Solano Macías, sociólogo especialista en familia y magíster en
educación y desarrollo humano, dice que hay personas que se forman en
una dinámica familiar que les permite aprender comportamientos y pautas
que le hacen indeseable tener una relación afectiva, estable o
duradera. Algunos deciden asumir el cuidado de sus padres hasta la
muerte y no generar un hogar propio.
Otros vieron un vínculo al que dejaron
de creerle porque a pesar de la estabilidad, la persona no era feliz.
Hay hijos de matrimonios divorciados que aprenden a tenerle miedo al
amor, no quieren establecer una relación y suelen decir: ‘No le
pongamos nombre a esto’ y optan por vivir relaciones sin muchos
parámetros o están los novios eternos que no se deciden. La persona está tan prevenida frente al compromiso por miedo a salir afectado, que no hay consignas claras de a qué se compromete.
Nuevas formas de relacionarse
La
soltería por convicción o neosoltería ha derivado en nuevas formas de
relacionarse, como el ‘free’ y los ‘stayover’. Estos últimos tienen
parejas al estilo “tú en tu casa y yo en la mía”. Muy usual en España,
se da en muchas ocasiones porque las malas experiencias anteriores y
el propio anhelo de independencia llevan a que la persona opte por esta
forma de relacionarse.
También están los ’free’. Se trata de una relación libre y abierta, es
como tener un “amigo con derechos” donde no entran en juego los sentimientos profundos ni las responsabilidades.
Según
el psicoterapeuta René Solano “hay personas que subliman la sexualidad
con otras actividades como la deportiva, el servicio social, la entrega a
una causa o a algo que le apasione y que en últimas le proporcione una
retroalimentación afectiva, porque la afectividad es una necesidad, le
da sentido a la vida y además nos brinda reconocimiento y permite el
encuentro social. Pero también hay otros que implementan prácticas como
la promiscuidad o el alquiler de sexo”.
Zona de confort
Tanto
para algunos hombres como para algunas mujeres de más de 32 años que
se acostumbran a la soltería, el otro deja de importar y empiezan a
pensar más en estar bien consigo mismos. Se acostumbran tanto a su
espacio, a estar felices, a estar disponible para ellos mismos, que el
hecho de que llegue alguien no es fácil. Esa persona debe entrar con
mucha fuerza para que un soltero por convicción o por comodidad,
renuncie a ese confort de la independencia, de gastarse la plata en lo
que quiere sin que nadie le reniegue, de dedicar su tiempo a lo que
quiere sin tener una batalla campal con su pareja. “Hay cosas que son
tuyas y no quieres compartir con nadie.
A muchos
nos cuesta que nos invadan esa zona de confort. Uno se convierte en
soltero por elección cuando dice que no cualquiera es para mí y tengo
mi espacio y lo valoro así, por qué me voy a amargar la vida, si
puedo tener sexo ocasional”, dice el abogado James Pérez (*).
El derecho a la soltería
Decidir ser soltero no puede ser visto como un capricho o una moda, es
una decisión que familia y amigos deben respetar. “En la familia
compartimos lo que pensamos, deseamos y queremos construir. Si alguien
está pensando la soltería como una opción debemos invitarlo a
pensar en su proyecto de vida y analizar que con el tiempo van a
cambiar sus necesidades y prioridades. También, hacerle caer en cuenta
sobre las causas que lo llevan a pensar en la posibilidad de ser
soltero”, explica René Solano Macías, sicólogo especialista en familia y
magíster en educación y desarrollo humano, sicoterapeuta.
El
especialista recuerda que el soltero merece respeto. “Hay un ser
humano tomando decisiones sobre su vida y debemos ser sensibles a ese
proceso. Muchas veces un soltero debe escuchar cosas como ‘Te dejó el
tren’, eso hiere y desestabiliza emocionalmente. Recordemos que hay
personas que no quieren ser solteros pero que no tienen circuitos
sociales para encontrarse con otros”. La tarea de todos es amar,
acompañar, respetar, evitar las bromas y comentarios de mal gusto.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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