Autor: Ivo Güell
Ese sentimiento además puede descontrolarse todavía más y convertirse en la causa de que no puedas avanzar o sientas ansiedad. Ese estado sostenido en el tiempo puede provocar estados depresivos, rupturas o bajo rendimiento en el trabajo. La culpa es un sentimiento que puede parecer amigo al inicio, y si lo alimentamos, se puede convertir en un tigre que nos ataque sin piedad.
Pero no es cierto, no hay nada peor que acarrear con una culpa, pues el hecho persiste, sus resultados también y no obstante nosotros además sumamos una pesada piedra inútil.
Así que ya podemos observar que sentir culpa no nos va a aportar ningún beneficio, pero, debe quedar claro que no sentir culpa no tiene nada que ver con lo que muchas estaréis pensando de la responsabilidad. Eso es otra cosa, la responsabilidad muchas veces se confunde con ese sentimiento de culpa, y no tienen nada que ver.
Cuando ocurre un hecho de resultados negativos la persona puede hacer dos cosas mágicamente buenas.
1) Responsabilizarse: supone aceptar el hecho – lo cual no hará eterno el problema sino que lo encauzará en un orden lógico- y poner remedio futuro, dar explicaciones a quien corresponda, evitar tal vez consecuencias de ese hecho. Y en definitiva, hacerse cargo de cuanto sea necesario sin amargarse.
2) Aprender: Esto si que es importante. Si sacamos conclusiones del hecho en sí, las analizamos y aprendemos de ello, de este aprendizaje nacerá un crecimiento personal y/o profesional inigualable. Esa es la mirada de responsabilidad, aprendizaje y crecimiento, en vez de culpabilidad.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
Muy lindo reportaje, gracias Blanca
ResponderEliminarGracias a tí, por leerme!!
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