Publicado por Pilar Quijada
Encontrar sentido a la vida, tener objetivos hacia los que dirigirse y
la sensación de que la vida vale la pena vivirla pueden reducir su
riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca y aumentar la
longevidad en más de un 20%, según un estudio de la Facultad de Medicina
de Monte Sinaí.
Investigaciones anteriores habían relacionado las metas en la vida
con la salud psicológica y el bienestar, pero el nuevo análisis de Monte
Sinaí ha encontrado que una alta motivación se asocia con una reducción
del 23 por ciento de la mortalidad por todas las causas y un 19 por
ciento menos de riesgo de ataque al corazón, accidente cerebrovascular,
la necesidad de cirugía de bypass de la arteria coronaria o la
colocación de stent cardíaco.
“El desarrollo y el perfeccionamiento de objetivos y
sentido de la vida podría proteger la salud del corazón y potencialmente
salvar su vida”, explica el autor principal del estudio, el cardiólogo
Randy Cohen. “Como parte de nuestra salud en general, cada
uno de nosotros deberíamos hacernos la pregunta crítica de si tenemos
objetivos en la vida. En caso contrario, se necesita buscar uno para alcanzar el bienestar general “.
El equipo de investigación revisó 10 estudios relevantes
con los datos de más de 137.000 personas para analizar el impacto de
tener objetivos en la vida sobre las tasas de mortalidad y el riesgo de
eventos cardiovasculares. El meta-análisis también encontró
que aquellos que carecen de ilusión por la vida son más propensos a
morir o experimentar eventos cardiovasculares.
“Estudios anteriores han relacionado una serie de
factores de riesgo psicosocial a las enfermedades del corazón,
incluyendo los factores negativos como la ansiedad y la depresión y los
factores positivos como el optimismo y el apoyo social”, explica otro de
los investigadores. “En base a los resultados, la
investigación futura debe ahora evaluar más a fondo la importancia de
encontrar sentido a la vida como un determinante de la salud y el
bienestar.”
El concepto de bienestar, entendido como un compromiso significativo y positivo con la vida ha sido siempre de interés para los filósofos. Aristóteles denominaba a este tipo de bienestar eudaimonico y lo diferenciaba del hedónico, definido como la experiencia momentánea de placer. Hay estudios que apuntan a que el
bienestar eudaimónico protege contra la psicopatología y predice la
salud física, y se relaciona con niveles más bajos de la hormona del
estrés, el cortisol.
Y el sistema de recompensa del cerebro está implicado en esos beneficios para la salud. La motivación sostenida
de los circuitos de recompensa en respuesta a acontecimientos positivos
parece estar detrás del bienestar y la regulación adaptativa del eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, importante para las respuestas de
estrés.
El Instituto Coca-Cola para la felicidad
explica que el bienestar eudaimónico tiene que ver con la
autorealización, el desarrollo y crecimiento personal. Al parecer, en
una muestra de mujeres mayores, aquellas con altos niveles de bienestar
eudaimónico tienen niveles bajos diarios de cortisol en la saliva (altos
niveles de cortisol se relacionan con altos niveles de estrés), bajos
niveles de citoquinas proinflamatorias, bajo riesgo de enfermedad
cardiovascular y mayor duración de sueño REM (relacionado con un mayor
descanso) comparado con aquellas con bajos niveles de bienestar
eudaimónico. En el bienestar hedónico, basado en el placer inmediato,
sin embargo, se observan relaciones mínimas con las respuestas
biológicas.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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