Autor: Darío Lostado
Cuando nos molestan mucho ciertos defectos o comportamientos de los
demás, podemos deducir con toda seguridad que ESOS MISMOS son los
nuestros, aunque estén retenidos o reprimidos subconscientemente. Cuanto
más nos desagradan (los ajenos) es porque más nos duelen los propios.
Yo
sé que cuesta creer y admitir lo que estoy diciendo. Pero invito a
quienes se resistan a aceptarlo, que se observen con TOTAL y ABSOLUTA
SINCERIDAD. No es necesario que lo reconozcan en público. Basta que cada
uno lo vea en sí mismo.
Si observas bien, verás que a veces,
ese defecto que tanto te molesta en alguien y te da “vergüenza ajena”,
es porque en el fondo “sientes”, “recuerdas”, muy subconscientemente que
en algunas ocasiones tú fuiste así o te comportaste así. Por eso
sientes la vergüenza ajena. Si no, ¿por qué habrías de sentirla?
¿Por
qué habrían de enojarte ciertos defectos o formas de conducta, si no
fueran el reflejo de los tuyos? Verse con su peor cara en el espejo de
los otros nos causa mucha MOLESTIA Y RABIA. Y así solemos expresarlo.
Al
recriminar y rechazar esos defectos en los demás, parecería que esas
actitudes fueran lo más ajeno e impensable en nosotros (una manera de
defensa psicológica ante lo que no nos permitimos a nosotros mismos). Y
ciertamente que es una manera de expresar que no queremos tener dichos
defectos. Pero nuestro rechazo molesto y enojoso es señal de que AÚN
ESTÁ PRESENTE, DE ALGUNA MANERA, EN NOSOTROS, si no en nuestra actividad
del momento, sí al menos, como recuerdo del pasado o como una tendencia
en el subconsciente.
Una vez más, insisto en que, aunque a muchas
personas les parezca difícil aceptarlo, la experiencia de quienes una y
otra vez hemos hecho un examen muy sinceramente honesto y serio, nos
demuestra que es totalmente exacto.
Cuesta mucho ser sincero y
honesto consigo mismo, al admitir que debilidades y fragilidades que nos
disgustan y mortifican no sólo son defectos de los demás sino también
nuestros. Cuando vemos que también nosotros tenemos los defectos que nos
molestan en los otros, necesariamente nos hacemos mucho más
comprensivos e indulgentes. Uno de los defectos humanos más
generalizados es justamente la desaprobación, la crítica y la condena.
Falta tolerancia, benignidad e indulgencia.
En la historia de la
Humanidad se han cometido las mayores atrocidades, por falta de
comprensión y tolerancia. En las relaciones humanas, tanto entre amigos
como en la misma familia, es muy frecuente la rigidez e intransigencia.
Cuando
te sientas muy molesto por los defectos de los otros, MÍRATE ADENTRO.
Obsérvate. Puede ser una buena ayuda para corregirte y mejorarte. Y
sobre todo será un buen camino para comprender a los demás y aceptarlos.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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