Por: Xandra Orive
Fuente: http://www.animalespiritual.com/
Todo comienza a modificarse a través de la vía de la gratitud. ¿Qué pasaría si comenzáramos a agradecer las desgracias, las personas que llegan y nos lastiman y las cosas que no obtenemos?
Bienvenidos sean los desafíos, pues
de ellos saldrán las semillas de un árbol frondoso y fuerte. Si
analizamos nuestras malas rachas nos daremos cuenta de la maravillosa
oportunidad que tuvimos para aprender, modificar patrones, ser más
fuertes y crecer. Todas esas vivencias, sin excepción alguna, han sido
empujones energéticos para realizar el salto cuántico tan necesario.
Yo me pregunto ¿por qué le tenemos
tanto miedo a los golpes de la vida, a los tropezones, a los baches?
Creo que deberíamos de ver que son las hermosas oportunidades que Dios,
el Universo o el Cosmos nos dan para avanzar y para ser cada vez más
puros y honestos con nosotros mismos y por ende con los demás.
Desde pequeños nos han enseñado, en
inicio, a temer, cuando en realidad el miedo es algo fabricado por el
hombre para tener control y en segundo a creer que las cosas
“negativas“nos harán daño.
Todo comienza a modificarse a través
de la vía de la gratitud. El problema es que solo agradecemos las cosas
bellas, las llegadas luminosas, los logros, los amores hermosos, pero
¿qué pasaría si comenzáramos a agradecer las desgracias, las personas
que llegan y nos lastiman y las cosas que no obtenemos?
En principio le dejaríamos bien claro
al Universo que somos capaces de dejar de ser egoístas, niños
caprichosos que sólo son felices cuando las cosas salen como ellos
quieren. Después le quitaríamos a los sucesos el falso valor de
“malo“abriendo la posibilidad de ver el aprendizaje que guardan para
nosotros en lo más profundo de su ser.
¿Qué pasaría si empezamos a tomar
todo esto como enormes regalos que llegan a nosotros en una fea
envoltura? Si los peláramos como capas de cebolla, descubriríamos
pepitas de oro.
Hagan un recuento de todos esos
obsequios mal envueltos que han llegado a su vida y vean todo lo bueno
que les trajeron, a final de cuentas. El verdadero obsequio está en la
esencia y ésta a veces se disfraza de catástrofe. Transitemos en las
oscuridades pues en ellas se encuentran las semillas de la luz.
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Espero te resulte de interés, Blanca
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