Por: Rodrigo Ortega
«¿Cuál es lo más importante en este viaje que es
la vida?». Esta es una de las preguntas a las que el psicólogo clínico,
Amado Ramírez, trata de dar respuesta en «Transfomarse. Tú eres el
único mago que puede cambiar tu vida», el último libro -y ya van 26- que
acaba de lanzar al mercado. ¿Su respuesta? «Encontrarse con uno mismo,
pero compartiéndolo con los demás, y no como te digan que tienes que
hacerlo sino como tú lo sientas para no perder tu libertad».
A lo
largo de este pequeño, pero denso e intenso compendio de lo que ha
detectado en su trato con las personas y pacientes a lo largo de fecunda
trayectoria profesional, donde narra también algunas historias de
crecimiento personal, Ramírez da algunas pautas encaminadas a lograr una
vida en la que el sufrimiento, «cuando nos visite, que lo hará en algún
momento -apunta- sea sólo un viejo conocido y sepamos utilizar nuestros
recursos para eliminarlo». Para ello se apoya en lo que él denomina
como crecimiento o transformación interior de cada uno a lo largo de su
vida, pero a través del sosiego, la meditación y la apertura al mundo.
«Hay que sentarse con los demonios que todos tenemos en la cabeza y no
hacerles caso y preguntarse qué he hecho con mi vida», señala, mientras
explica que para él, lo más importante es tener una vida útil, sentir
que ésta tiene una cierta coherencia y no conseguir grandes cosas. «La
felicidad es coherencia para uno mismo, y no siempre tiene por qué ser
alegría, ya que se puede ser feliz desde la tristeza», destaca el
psicólogo, quien advierte de la presión social en la que vivimos así
como de la idea extendida de que cuanto más se tiene, es mucho mejor.
«El concepto de que nuestra vida será más destacada si tenemos más
dinero, más mujeres o más comida es una gran mentira, y nos destroza»,
apunta.
Falta de tiempo y estancamiento
A
lo largo de las 126 páginas del libro, trata de dar un toque a la gente
que piense que en la vida no se puede cambiar, y se rebela frente a la
falta de tiempo, las prisas y el agobio así como ante la comodidad y el
confort en el que estamos instalados en nuestro día a día. Y advierte,
también, del estancamiento como paso previo al deterioro si no se le
combate. Para hacer frente a esta parálisis, así como a los tres
enemigos (orgullo encubierto, miedo al fracaso y culpa) que, en su
opinión, tiene el ser humano, apela a la actitud como el único valor
capaz de luchar frente a estos adversarios.
En esta publicación
muestra hasta seis arquetipos que pone como ejemplo de expectativas de
vida y que deben guiar hacia la evolución personal de cada uno. Desde el
inocente, que son los niños, hasta el huérfano, que define como aquél
que llega al estado de que todo lo que le digan sus padres ya no le
sirve, pasando por el vagabundo, el guerrero, que es el que tiene un
motivo para pelear, el héroe, cuando ya ha experimentado un cambio
mental en su vida importante, hasta llegar al mago, «lo más de lo más»
como culmen de la transformación interior de una persona.
La
utilidad de lo que el denomina como sus tres «yoes»: el yo autoconcepto,
el yo del fluir de la conciencia y el yo observador están muy presentes
también en este libro de crecimiento interior, en el que anima a estar
atento a las señales de nuestro interior. También aconseja escuchar al
corazón, «porque la vida es más sentir que pensar», y llama a dejar el
personaje y ser uno mismo, «para conectar con quién eres, encontrar la
verdadera libertad y compartirla».
Una sociedad inculta y carente de ideas propias
Amado
Ramírez no se muerde la lengua a la hora de calificar a esta sociedad
de hoy: «Cada vez es más inculta. Se lee poco y se estudia sólo por
algún fin. Vivimos en una Edad Media pero tecnológica y parecemos robots
sin nada de conocimiento sobre la realidad existencial del hombre»,
lamenta. Igualmente, el psicólogo advierte de la «falta de ideas
propias» y de que elijamos en la vida «en base a intereses particulares,
en lugar de pensar más en lo que se necesita de verdad». Finalmente,
llama la atención sobre lo tabú que siegue siendo hoy en día para las
personas hablar de la muerte. «La gente no se para a pensar en que al
final de nuestra vida, cuando muramos, lo perderemos todo. Pensar en la
muerte ayuda a vivir y a priorizar. Te quita presión», sentencia.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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