Por: Pablo Arribas
Fuente: http://www.eluniversodelosencillo.com/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/no-tengas-nada-experimentalo-todo/
De todos los miedos que existen, el más tonto es temer la felicidad.
Cuando estamos abajo, aunque no nos guste, sabemos que todo lo que venga será mejor. Justo al contrario de lo que ocurre cuando estamos arriba. En temas de satisfacción, nos gustan más las escaleras que los toboganes. Aceptar que el siguiente paso puede llevarnos a una zanja o a un escalón es la primera premisa para no quedarnos bloqueados y atrevernos a caminar.
Cuando estamos abajo, aunque no nos guste, sabemos que todo lo que venga será mejor. Justo al contrario de lo que ocurre cuando estamos arriba. En temas de satisfacción, nos gustan más las escaleras que los toboganes. Aceptar que el siguiente paso puede llevarnos a una zanja o a un escalón es la primera premisa para no quedarnos bloqueados y atrevernos a caminar.
Si bien en la adversidad nos sentimos
más desdichados, en la dicha nos sentimos más vulnerables. Como escribe
Brené Brown, “es más fácil vivir en la decepción que sentirse
decepcionado. Te sientes más vulnerable cuando entras y sales de la
decepción que cuando tienes en ella tu campamento permanente. Sacrificas
la dicha, pero sufres menos”. Lejos de disfrutar cuando todo va viento
en popa -y a toda vela- , nos preocupamos por si deja de soplar y nos
quedamos en medio de la mar.
¿Quién podría temer la felicidad?
-quizás estés pensando. Aquel que teme perderla. ¿Y quién puede temer
perder? Aquel que cree que algo le pertenece.
“No existe la ganancia o la pérdida. Existe el disfrute o no de lo que te rodea”
El miedo a perder
Como el ser humano tiene una
tendencia tan marcada a adueñarse de todo, pocas cosas pueden
perturbarle más que verse despojado. “Si no tengo, ¿quién soy?”, podría
preguntarse. Así, mientras piensa y busca fórmulas para no perder, olvida que la solución es no poseer.
Las tenencias son artificios del
hombre (principalmente del occidental). La cosa vendría más o menos a
ser así: alguien algún día dijo “esto es mío”, le puso una valla y un
buzón a su nombre y los siguientes no solo se lo creyeron sino que se lo
quisieron comprar. El verbo tener (poseer) indica propiedad, y
la propiedad no es otra cosa que un ‘autoagenciamiento’ de algo que o
no es de nadie o es de todos. No existen tenencias fuera de los
registros y de nuestra mente. Por lo tanto, no existe la ganancia o la pérdida. Existe el disfrute o no de lo que te rodea.
El miedo a perder… en el amor
Si adueñarse de las cosas ya trae
consigo importantes consecuencias, peor lo es cuando lo hacemos con las
personas. El amor no admite capitalismo(s). Nadie es de nadie, ni por
pertenencia, ni por contrato. El amor puro es fruto de dos cuerpos que,
libres, deciden encontrarse. En una relación pura no existen derechos u obligaciones, sino deseos y voluntades. La posesividad o los celos
no solo hacen un daño terrible a quien lo sufre, sino que suele
terminar por destruir la relación. Quien se siente dueño de otro está
tan preocupado por no perderle que olvida que la mejor solución para que no se vaya es ganarle
cada día. La posesividad se alía con el miedo para sacar lo peor de las
personas. “Mientras te preocupas por si te quiere o no te quiere, te
estás cargando la flor”, decíamos con la foto de una margarita.
“En una relación pura no existen derechos u obligaciones, sino deseos y voluntades”
Otro curioso caso dentro de la
estupidez de temer la felicidad, es el de quien ni siquiera comienza por
temor al fin o quien, directamente, se inflige el propio daño para que
no se lo haga otro. Echar a alguien de tu lado por temor a perderle es como pegarse un tiro por temor a morir.
Que el miedo a perderle no te quite la suerte de ‘tenerle’.
No temas perder, acepta que nada es tuyo y que no existen las
posesiones sino las experiencias y las oportunidades. No se puede
disfrutar aquello de lo que no podemos renunciar. Por eso, aprende a
vivir sin apegarte, sin necesitar… No exigiendo, prefiriendo, disfrutando.
No temas perder, porque nada es tuyo, teme no disfrutar de las incontables riquezas de las que disponemos.
No tengas un amigo, vive una amistad; no tengas un novio/a, disfruta del noviazgo; no tengas nada, experiméntalo todo.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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