Fuente: http://esserinstitut.es/
Tomado de: http://www.periodicodecrecimientopersonal.com/las-relaciones-de-pareja-como-escuela-de-vida/
“Las relaciones de pareja no están para hacernos felices sino para hacernos conscientes”
Eckhart Tolle, autor de “El Poder del Ahora”
-¡Es una persona maravillosa! Ideal…me
gustan sus maneras…, su cuerpo, su sonrisa…me divierto con ella…es mi
hombre ideal!….justo quien estaba buscando!
Añoramos que esta situación no acabe nunca, que el nuevo amor nos haga permanecer en esa nube…para siempre.
Aquí es cuando todo lo que vemos y
sentimos nos parece maravilloso. Es el amor a primera vista, según nos
cuenta Bert Hellinger.
Luego al paso el tiempo, la pareja
deja de ser una princesa o un príncipe azul y se va convirtiendo en un
sapo o rana. Tras las mieles del enamoramiento aparece la persona real,
la que también tiene mala leche, ronca por las noches y pone una música
súper hortera en el coche. De pronto nos encontramos con alguien que
prefiere ir con sus amistades a estar conmigo, y que tiene una madre a
la que hay que visitar!…que siempre está hablando del trabajo … Otra vez
un hombre que no me comprende, egoísta, …,alguien que no quiere ir a
más, que sólo quiere divertirse… otra vez una mujer que no me valora,
…que me quiere dominar, …me persiguen las mujeres lloronas y
caprichosas…en realidad es parecida a mi ex mujer!.
De los besos y el embelesamiento pasamos a las discusiones, los desencuentros, el desencanto.
…Y no sabemos cómo pero nuestra historia de amor se va repitiendo, deja de ser una historia para ser: ¡La misma historia!
¡¿Por qué tropiezo siempre en la misma piedra?!
Gastamos mucha energía en esperar que
cambie el otro, que se de cuenta de que lo que no funciona es por cómo
es o cómo hace las cosas. Y en realidad esta situación nos está
mostrando algo que tenemos que trabajar en nosotros mismos.
Las relaciones nos muestran más de nosotros mismos que del otro. Sobre
todo, las repeticiones nos están señalando algún punto ciego, una
asignatura de vida que no hemos aprobado y por ello la volvemos a
repetir, como los cursos en el colegio.
La tristeza, la rabia, sentirnos
víctimas, perseguidos, abandonados o rechazados… en realidad son las
emociones a las que sin saberlo estamos abonados, como a un canal de tv.
La diferencia es que no somos espectadores sino actores sufrientes de
esas historias.
Muchas veces tenemos que tocar fondo y
llegar hasta el límite en una relación o varias relaciones fracasadas
para realmente tomar la decisión de hacer algo, de cambiar nosotros.
El grado de sufrimiento suele ser
proporcional a las resistencias al cambio. Si aceptáramos las cosas tal y
como han venido, se abrirían nuevas puertas.
Podemos aprovechar nuestros problemas para por fin GIRAR NUESTRA VISTA HACIA NOSOTROS MISMOS.
Y es que la vida es una escuela donde las piedras del camino nos son más que oportunidades de crecimiento.
… Aunque es más fácil ver la paja en
el ojo ajeno que la viga en el nuestro… Vale la pena asumir nuestra
responsabilidad en lo que nos pasa y preguntarnos:
¿Por qué atraigo este tipo de vivencias a mi vida?
¿Qué tengo que aprender?
… De esta manera recuperamos nuestro
poder y nuestra energía. Así, no desperdiciamos nuestro tiempo en culpar
a los demás de lo que nos pasa. Nos liberamos de las heridas del
pasado, del por qué las cosas se dieron de esa manera y no de otra. En
realidad la fuerza está en asumir lo que ha sido tal y como ha sido y
aprender lo que nos toque.
A veces aprendemos la lección y
podemos tener otro tipo de relaciones, pero no siempre somos capaces de
ver nuestros enredos por nosotros mismos.
Llega el momento de buscar ayuda,
recursos, nuevas herramientas y perspectivas que nos ayuden a salir de
la telaraña. Podemos elegir maestros, terapeutas, que nos ayuden a
encontrar nuestro camino, y aprender de las lecciones de manera más
amorosa.
La toma de conciencia de lo que hay
detrás de nuestros conflictos es lo que nos hace posible salir de ellos.
Si sabemos desentrañar e ir a la raíz del problema, la solución aparece
con claridad marcándonos una dirección para el cambio.
A veces es reconocer que esperamos en
la pareja recibir lo que no hemos tomado de otro lado, nuestras formas
de relacionarnos suelen ser un calco de la relación que tuvieron
nuestros padres u otras personas de nuestra familia y estamos atrapados
en lealtades inconscientes. Otras, tienen que ver con que no ocupamos
nuestro lugar y se hace difícil cualquier faceta de nuestra vida,
especialmente la pareja.
También las relaciones anteriores que
no acabaron bien, que nos hirieron, los duelos no finalizados e
integrados, hacen muy difícil que podamos dar sitio a un nuevo amor. En
general los problemas de relación tienen que ver con heridas emocionales
que no hemos podido curar, ya sean antiguas o actuales, generalmente
porque ni siquiera tenemos conciencias de ellas.
Y en general se trata de sacar a la luz los hilos que nos atan, pues como decía el psicólogo Carl Gustav Jung:
”Lo que no es reconocido se convierte en destino”.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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