Fragmento extraído del libro Aventura del Alma. Josep Soler Sala © (www.medicinadelalma.com)
Fuente: http://www.lacajadepandora.eu/
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Cuando uno percibe las cosas que
ocurren en su escenario como un regalo, las toma como un buen alimento;
cuando las percibe como algo desagradable, las rechaza y ya no puede
alimentarse. Cuando una emoción no se puede digerir, en lugar de
circular, va a alojarse y acumularse en alguna zona del cuerpo. Al
llegar al límite de aguante o resistencia física, debe expresarse a
través de un síntoma en esa zona del cuerpo. Una emoción que no es
expresada podría convertirse en una llamada intensa, expresándose a
través de un síntoma físico. Toda emoción tiene un ciclo vital, aparece,
se intensifica, llega a su límite, decrece y desaparece. La energía de
la emoción queda estancada si no permitimos que finalice su ciclo,
aunque el cuerpo tenga la capacidad de liberarla.
Hay personas que no pueden completar
el ciclo de una emoción determinada y la contienen una vez tras otra.
Esto ocurre cuando existe una intención consciente o un patrón
inconsciente de contenerla, que no permite su expresión. En estos casos,
la energía de la emoción se va acumulando en el cuerpo. Si la intención
de contener la emoción es consciente, uno puede contribuir a su
liberación con movimiento corporal o energético.
El fluir del agua, circulando
libremente, es el símbolo del movimiento natural de las emociones; si el
patrón de contenerlas es inconsciente, se acumulan en el cuerpo. Si
imaginas un depósito que se va llenando, tarde o temprano el agua va
encontrar un lugar por donde salir. En el cuerpo las emociones pueden
manifestarse en distintos lugares, principalmente en el área desde la
pelvis hasta la garganta. El área abdominal es por excelencia el templo
de las emociones, especialmente los órganos relacionados con la
digestión y las vísceras.
Veamos algunos de los lugares dónde
pueden almacenarse estas emociones. El área abdominal es la central que
recibe la fuerza creativa de la emoción. Si se intenta contener va a
presionar en primer lugar la boca del estómago, el único lugar por donde
puede subir; lo hará en forma de acidez o reflujo. Si uno intenta
guardarla, lo podrá hacer en ese nivel en el pecho y podrá manifestarse a
través de catarros, tos, bronquitis o mucosidad. Si la emoción se
expresa a medias o con dificultad, puede afectar la garganta. También
por un reflejo o impulso primario de morder que se reprime, puede causar
problemas dentales. Si está relacionado con lo que uno está viendo,
podría manifestarse a través del enrojecimiento de los ojos o bultos,
como veremos en el uno de los ejemplos siguientes. En otro nivel, podría
llegar a la piel que es una forma de expresar esa misma emoción, que ya
se convirtió en fuego, aún de forma silenciosa a través de
enrojecimiento o eccema. Más aún cuando se presentan picores, ya que
rascarse hasta hacerse daño es una vía de disipar esa energía caliente,
moviendo las manos enérgicamente.
Atendiendo a las funciones de los
órganos, si uno vive algo que no puede digerir, el síntoma se
manifestará en el estómago; si no lo puede asimilar, lo hará en el
intestino delgado y si no lo puede soltar o eliminar, se manifestará en
el intestino grueso o colon. Aspectos de culpabilidad relacionados con
lo sexual, suelen manifestarse en la zona genital.
No estoy afirmando que esto sea así
en todos los casos porque, definitivamente, no lo es, ya que el alma le
habla a cada uno de forma individual. Mi experiencia me ha permitido
comprobar estas relaciones en un gran número de casos y cuando la
persona transforma el patrón de contención y se expresa, los síntomas
mejoran o desaparecen.
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Espero que te sea de utilidad, Blanca
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