Por: CARLES PÉREZ
Fuente: http://semillassolares.blogspot.com.es/
Vivimos tiempos en que los cambios
están al orden del día. A algunas personas nos llegan a través de
circunstancias que quizá no esperábamos, a otras nos llegan por
consecuencia de las decisiones que tomamos.
¿Qué diferencia hay? Técnicamente
ninguna. A menudo la vida te presenta la opción de cambiar y tu eliges,
en otras ocasiones el cambio viene y es mejor asumirlo. Pero en
definitiva, la adaptación a ese cambio es pieza fundamental en ambas
situaciones, se haya elegido o no.
La primera consecuencia de un cambio en nuestra vida es la incertidumbre.
Se nos mueve el piso, se desmonta aquella estructura sobre la cual nos apoyábamos y que nos permitía estar cómodos.
Las preguntas “¿qué voy a hacer?” o “¿cómo voy a seguir adelante?”, aparecen.
La incertidumbre, alias “la duda”,
nos empuja a conectar con esas zonas personales que no desean cambiar.
Nos hace vibrar más bajo, y no nos permite enfocarnos hacia aquellas
actitudes, intenciones y energías que nos permitan adaptarnos y superar
ese cambio.
Si bien dudar es humano y está ligado
a un aspecto de supervivencia (sin la duda o cierto miedo seríamos unos
locos sin sentido del peligro), un exceso de ello produce una parálisis
en nuestra acción, nos despista del objetivo, nos aleja de nuestro
cometido.
En la película AFTER EARTH, el protagonista dice a su hijo esta frase:
“El miedo no es real. El miedo
solo puede existir en nuestros pensamientos del futuro. Es producto de
nuestra imaginación, causando que le temamos a cosas que en el presente
no existen y que quizá nunca existirán. Eso es casi una locura, Kitai.
No me malentiendas. El peligro es muy real. Pero el miedo es una
decisión. Todos nos estamos contando una historia”.
El mundo está inmerso en una época de
grandes cambios. Todos tenemos en nuestro interior ciertas estructuras
aprendidas, por la educación recibida o sociales, que nos impiden tomar
decisiones que las puedan poner en peligro.
Hacer lo que nos gusta, dedicarnos a
aquello que nos ilusiona y nos motiva, estar con las personas que
queremos estar… no siempre conjuga con nuestra vida actual; y el cambio
no es fácil pues a menudo necesitamos ayuda.
Sea como sea, este momento que
estamos viviendo nos pide que tomemos el camino que realmente queremos
tomar. Si es por decisión propia, deberemos adaptarnos al cambio de
manera activa, y si es impuesto pues debemos encontrar nuestro mejor
punto personal, aquél nivel de vibración que nos ayude a generar todo lo
que necesitamos para seguir adelante, para ser felices y para obtener
recursos.
Adaptarse al cambio, en muchas
ocasiones significa no resistirse a él. La adaptabilidad consiste en
fluir con la vida, y intentar integrar lo nuevo en ella. Es más difícil
cuando esos cambios no son elegidos voluntariamente pero el momento por
el que pasamos, la gran transformación que vive el planeta -y nosotros
con él-, nos lleva a buscar esa vibración que necesitamos, ese optimismo
para seguir adelante, para fluir con lo nuevo y para sacar el máximo
partido de todo ello.
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Espero te sea de utilidad, Blanca
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