Imagen: Rassouli
Artículo de Xandra Orive
Fuente: http://www.animalespiritual.com/
Artículo de Xandra Orive
Fuente: http://www.animalespiritual.com/
Vivimos en una sociedad a la que le conviene tenernos separados. Un encuentro cambia la vibración del planeta entero, ajusta, equilibra, abre puertas y dimensiones
Vivimos para encontrarnos, estamos
llenos de pretextos para hacerlo. Creemos que hacemos las cosas para un
fin, cuando en realidad las hacemos para salir y encontrarnos a las
personas que hacen falta en nuestra vida, las que llegarán a enseñarnos
las lecciones que debemos aprender o las que se acercarán para que les
mostremos algo que a ellos les hace falta. Nada es casualidad, todo gira
dentro de un perfecto acomodo entre el espacio y tiempo, un plan que el
bien llamado “destino” tiene para nosotros.
Pero, lamentablemente, estamos tan
sumergidos en la velocidad de la vida cotidiana que dejamos pasar de
largo a las personas que debíamos de encontrarnos. Tal vez hayamos
tenido que transitar todo un camino rocoso y arduo para poder llegar a
un solo fin. Una calle tranquila por donde pasará esa persona tan
especial con la que tenemos que conectarnos.
Muchas veces nos pasa que sentimos el
impulso, se activa el foquito de alarma pero frenamos todo pues nos
entra el miedo, ya que el otro es un completo desconocido. Empezamos a
pensar ¿qué tal si nos tacha de locos? ¿Qué tal si nos rechaza? Yo a eso
lo llamo el sentido de separación.
Vivimos en una sociedad a la que le
conviene tenernos separados, una sociedad que nos llena de barreras
imaginarias y de emociones que sustentan la existencia de dichas
barreras. Nos han metido el chip interno para que no nos acerquemos
entre nosotros, para que no nos toquemos, para que no nos encontremos.
Pues un encuentro es poderoso, un encuentro cambia la vibración del
planeta entero. Un encuentro ajusta, equilibra, abre puertas y
dimensiones. Por lo tanto se vuelve “peligroso“.
Les propongo que la próxima vez que
salgan a la calle lo hagan con el corazón abierto y los ojos puestos en
el quizá, en esa chispa de luz que sale cuando dos personas coinciden,
de nuevo. Pues, si lo analizamos, todos son reencuentros. El tiempo no
existe y no es lineal, con esto afirmamos que nuestra alma ya sabe quién
es la otra persona y nuestro corazón ya le conoce, aunque la mente nos
engañe y nos diga todo lo contrario.
Permitámonos encontrarnos,
recordarnos, reconocernos. Dejar a un lado lo que no nos deja hacerlo.
Hay tantas personas esperando, tantos seres queriendo que toquen su
camino y nosotros ni siquiera nos atrevemos a mirarlas, a tocarlas, a
descubrir quienes son y por qué cruzaron por nuestro camino.
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Espero te resulte de interés, Blanca
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